BUSCANDO LO BUENO

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PRÓLOGO

Cómo toda chica, yo ahora mismo tendría que estar con mi novio, contenta por estar con él en un día soleado, sentir el calor de sus abrazos y quedarme sin aliento por sus enamoradizas miradas.
Pero acabo de caer en la realidad, en el que Aaron se marcha por que acaba de romper conmigo, además de que el cielo está nublado, llueve y hace frío.

Mi cuerpo temblaba quedando sin energía y las gotas empezaron a recorrer mi espalda quedando mojada en pocos segundos.

Caí rendida al suelo, poniéndome de rodillas, sentada sobre mis pies, apoyé mis manos en el cemento, llamando a Aaron para que volviera, pero no se giró. Seguí mirándolo porque tenía esperanza que me mirara aún que fuera un segundo, con una chispa de ese sentimiento, no entendí porque rompió conmigo.

"Lo siento, pero no podemos seguir juntos".

Esas palabras se me grabaron en la cabeza, Aaron me ayudó a salir de todo lo malo que me ocurrió.
Aunque creo, que por un lado tenía razón, el curso que viene me iría a otra ciudad, a Jacksonville.

Dos años desperdiciados tirados por el retrete.

Me levanté, siendo difícil y empecé a correr en la dirección de Aaron, aunque no le encontrara en ese momento, estaba segura que le vería.

Le mandé un mensaje de voz bastante desesperada y dolida:

"-Por favor, dime que he hecho mal-."

Me quedé mirando la pantalla porque sé que al menos lo escucharía.

Me llamó al instante:

"-Ya no siento lo mismo que antes, sinceramente, me he cansado y he conocido a otra chica.
No pienses mal, no pienses que es tu culpa. Me cambiaste la vida, me hacías reír por tu torpeza y por tus palabras, me hacías sentir bien y a salvo cuando me abrazabas, me hacías sentir el hombre más afortunado del mundo, pero eso era antes, además de que yo no era de tu altura, eres inteligente, hermosa, simpática, respetuosa y con un corazón enorme. Y quiero que me cuentes, que me digas DONDE, CUANDO, CÓMO, PORQUÉ,... Encuentres al chico perfecto, al que esté a tu altura, al BUENO. Recuérdalo y memorízalo BUSCO LO BUENO porque yo nunca lo fui para ti.
Te dejo por lo que te he dicho y no quiero que te encierres con tu ordenador cuando te vayas y no conozcas a nadie por pensar que yo soy el único en tu vida.
Cuando encuentres al bueno, avísame y dime como es porque solo quiero lo mejor para ti, nunca te olvidaré, te quiero-."

Escuché atentamente, le daba toda la razón aunque me dolía admitirlo, no quería reconocerlo pero si tenía la razón yo no era quien para impedir sus decisiones aunque en ese momento solo quería morirme del fuerte dolor de mi pecho.

"-Gracias por haberme ayudado en todo, en los problemas que tuve. Estos dos últimos años contigo, fueron los mejores, la chica debe ser afortunada al tenerte en su vida, espero que algún día me digas quien es, debe ser maravillosa para haberte conquistado. Estoy feliz por ti. Es más, estoy feliz por tu felicidad. Estas palabras habrían sido mejor dichas en persona, pero me has dejado llorando, en medio de la calle y ahora mismo estoy chorreando escondiéndome de la lluvia, porque te he estado buscando. Pero no lo voy hacer más, te deseo lo mejor, te quiero, adiós-."

No me podía creer lo madura que había sido y sin tiempo a lloriquear ni de pensar ni entender lo que me había sucedido, estaba en shock y sabía que nada más salir de esa burbuja estallaría como si recién me lo estuvieran contando.

***

-¿¡Qué te que!?- Preguntó mi mejor amiga en el sofá de mi cuarto. Le conté todo lo que pasó con Aaron y parecía muy sorprendida. -Eres la mejor persona que he conocido y se va con una desconocida. ¿En que mundo vivimos?- Miró el techo y levantó los brazos dramatizando y exagerando intentando que me sintiera mejor.

Mi amiga se llama Tris, está loca, pero es inteligente, hermosa y testaruda. Loca y rubia, es una de esas combinaciones que los chicos adoran, babean al ver chicas así, que darían todo en una fiesta incluso sin drogarse.

-En la realidad-. Soy realista, inteligente, divertida, guapa, no suelo socializar mucho por lo torpe que soy, y aunque parezca un cliché mi manera de ser, era la verdad.
Mi cabello es negro, largo y liso, tengo dilataciones, piercings y tatuajes. Mi nombre es Emma. Yo soy de ese tipo de supuestas chicas malas. Tengo diecisiete años y ella dieciséis.

En mi mundo imaginario yo soy la reina malvada de los cuentos pero en estos siempre gano yo, fuera de mi propio mundo era una simple pringada jugando a ser un vampiro.

Tris me sacó la lengua, hice lo mismo y le tiré la almohada más cercana a mí a su preciada cara.

-¿Me quieres arruinar la vida?- Preguntó señalando su cara con los dedos índices, de las dos manos. Arrugando, a la vez su nariz. Fue una acción graciosa y estallé a carcajadas.

-Mejor te quedará. Tú y tu maquillaje es quien estropea la cara más de lo que está-. Coloqué mi mano en mi estómago porque me dolía de la risa.

-No, ahora hablando enserio-. Se sentó en el sofá de enfrente de mi cama y yo a su lado para estar atenta en todo lo que estaba apunto de decir. -Fue afortunado al tenerte, si rompe contigo es por una buena razón, no solo por la chica, ya sabes-. Sus ojos marrones y verdes, me transmitían sinceridad. -Te irás y no podréis estar juntos, ese es un motivo ¿no? Además, se notaba que no estaba enamorado de ti, le gustabas, solo eso, se habrá dado cuenta. Hasta las chicas caerían rendidas a tus pies. Contándome a mí-. Se señaló a si misma sonriente. -Tu forma de ser, de ver las cosas, de sentirlas, de vivirlas, es lo que te hace especial. Y yo me enamoré de ti por lo especial que eres, y lo sabes, soy bisexual, tú no y lo puedo soportar, aguantar. Porqué sé que amaré a alguien al igual que esa persona me amará a mí de la misma manera-. Empezaron a caerle gotas, cómo cascadas pequeñas a Tris, coloqué mis dos dedos pulgares uno en cada mejilla para retirar sus lágrimas.

-Qué bipolar mi niña-. Intenté tranquilizarla.

-Te decía esto porque te vas mañana y no lo sabías, porque habrías intentado hacerme feliz, pero me he conformado viéndote sonreír. Hablaremos, porque sé que ni la distancia nos separará. Y no quería que te sintieras mal por mí-. Con sus manos unidas a las mías besé sus nudillos.

-Gracias por toda tú-. Le volví a quitar más lágrimas porque no dejaban de caerle cómo cascadas. -Has conseguido que me sienta mal. Si lo hubiera sabido...

-No habría cambiado nada, porque tu solo tenías ojos para una persona. Yo no puedo decidir de quien te puedes enamorar.

-¿Me permites?- Señalé sus labios, ella cerró sus ojos y movió la cabeza de arriba a bajo afirmando.
Acaricié su mejilla roja y poco a poco me acerqué a ella hasta besarla.

-¿Me puedo quedar con este recuerdo?- Me dijo con los labios curvados hacia arriba pero con cara de pena.

-Sí-. La volví a besar, pero esta vez más cariñoso y con "pasión".






Buscando Lo Bueno #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora