(¿Rutina?, qué más da)

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Otro día más en el colegio, sentada sola en la parte de atrás. Mi querido compañero Dan me dejo por la honorable y hermosa Rose. Obviamente no es tonto, entre un desperdicio como yo y unos senos y un trasero exorbitante como el de ella, no hay donde perderse.

Lo rescatable de esto es saber que no tendré a un fastidioso cerca de mi entorno y del universo si sigo con estos pasos.

Mi profesora (Srta. Nancy Glamsdon, enseña lengua castellana, extrovertida, parlanchina. Se dedica 79% a su profesión) comienza a explicarnos algunas cosas del día a día y las típicas y elocuentes preguntas al comienzo de una clase.

Pero mejor les contextualizo desde el comienzo: Entre a mi sala como si nada hubiese pasado, salude a Erick, me dirigí a mi puesto, contemple mí alrededor y nada había cambiado.

 

No me gusta saludar a las personas, odio sentirme obligada a llegar a un lugar y tener que en seguida hacer contacto físico con alguien que no me interesa en ningún aspecto, eso es agotador.

Me molesta tener que hablar con personas cotidianamente que me estorban. Y que no aporten nada bueno a mi vida. Pero lo que más me molesta es tener que callarme todo para no ser discriminada por lo que pienso.

¿Con quién hablo?, mi mamá finge cotidianamente que le interesan las cosas que me suceden. Mi papá no existe, lo veo solo cada cuatro meses porque trabaja esporádicamente y tampoco me importa. Mis amigos no cumplen los requisitos para ser mis verdaderos y confiables amigos. En síntesis mi vida es una mierda.

Pero lamentablemente esto me ocurre todos los días. Pasan las horas y nada cambia. Sigo cada vez más sola, Erick por su parte me acompaña en algunos recreos para no dejarme “botada” (No te preocupes, ya estoy lo bastante acostumbrada).

Trato de pensar en cosas positivas, como el ver a un pajarito ser libre y volar, hasta más no poder. Pero la verdad es que hasta para ser un pájaro tienes que pasar por muchas cosas malas diariamente. (Buscar comida, tener cuidado con los gatos, con los autos, no chocar con alguna ventana o puerta transparente, etc.)

Veo a las personas y me repudia hablarles, ya no tienen respeto ni consigo mismas. Cuando establecen una relación por lo menos tiene que haber fidelidad y confianza, pero eso de durar cuatro meses o menos. Se dan un tiempo y en ese tiempo están con miles de personas más. Después se dan cuenta que seguían “enamorados” (si se le puede llamar así) y compartir mediante un beso: las bacterias y la saliva de todos los demás. Es tremendo.

Tienen sexo con todos ; eso ya es moda. Si eres virgen a los quince, eres un hijito (o hijita) de mamá. ¿Entonces que seríamos los que tenemos diecisiete y seguimos resguardando nuestro cuerpo para alguien especial? , ¿Unos pobres diablos?, ¿Unos tontos que no aprovechan su juventud, en disfrutar lo que es tener infecciones en nuestro sistema reproductor? Que tontera.

Más allá de esto, el tener un problema de adaptación social, me hace querer marcharme. Un día tomaré mi silla y golpeare a todos los tontos de mi sala. Quiero hacer algo bueno en mi vida, por esa razón les pegare hasta que sus neuronas hagan contacto o hasta dejarlos inconscientes y cuando despierten explicarles que yo soy la reina de Marte y si quieren sobrevivir: tienen que hacer absolutamente todo lo que les diga.

El tratar de decidir que carrera seguiré en mi vida es un real dolor de cabeza. Realmente quiero ser uno de esos pocos profesionales de verdad. Los cuales estudian por vocación y no por el asqueroso dinero.

No quiero llevar cuatro años trabajando, y tener la cuenta de todos los días que faltan para mi jubilación.

Esto lo pienso, lo escucho y lo veo: todos los días de mi vida.

Si fuera como antesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora