(Ya era hora)

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Estaba pensando (aunque no lo crean) en pasar más tiempo con Erick. Últimamente ha estado siempre para mí, pero yo para el no. ¿No sé si lo entienden? Cuando estoy sola se sienta a mi lado sin decir ni siquiera una palabra, pero está ahí.

-          Erick – grité- ¿Quieres acompañarme a comprar algunas cosas para el trabajo de Filosofía?

-          Claro, pensaba ir de todas maneras. Déjame ir a buscar dinero y nos vamos- contestó.

-          ¿Creo que ya es hora de que me hables más de ti?- pregunté decididamente.

-          ¿Y qué cosas quieres que te cuente?- pregunto intrigado.

-          Las cosas típicas: Amor, familia, infancia, dolor, etc. O lo que te acomode más- expliqué.

-          Mejor lo cuento en orden cronológico: Mi infancia no fue tan buena como podría haber sido. Soy hijo único y vivía con mis padres. Un día en la mañana como si nada desperté y vi a mi papá tomando sus cosas. Pensé que iba a un viaje de negocios o algo por el estilo, pero no fue así. Ellos se separaron cuando yo tenía nueve años. Mi familia actualmente solo la compone mi madre y mis dos tortugas.

El dolor más grande que sufrí fue cuando mi madre me echo la culpa de  su separación con mi padre. Según ella las discusiones siempre eran por mí.

Y por último, una sola vez tuve una relación con una chica. Estaba enamorado de un cien por ciento, casi un noventa y seis. Ella me dejo por un idiota que lo único que hacía era gozar viéndola sufrir. ¿Pero que me iba a meter yo? ¿Lo hubiera golpeado? Pero que ganaba. ¿Lo hubiera enfrentado? Pero los contras eran más para mí, que para él –respondió.

-          ¿Pero si la amabas tanto , como no hiciste nada para que se diera cuenta?- pregunté

-          Porque te cansas de intentarlo. Todos los días le daba flores, la hacía sentir la mujer más linda del mundo. Pero ella prefirió estar con él. Es más, una vez cuando ella estaba llorando porque la dejo. Me dijo que solo estuvo conmigo para sacarle celos a ese estúpido. Nunca le guste, nunca me quiso, nunca nada. En ese minuto no me dio rabia, ni nada, solo quería romperle la cara a ese imbécil por hacerla sentir así.

No me duele que me haya fallado, lo que me dolía era darme cuenta que la quiera tanto que ni siquiera haciéndome llorar mil veces podía dejar de protegerla.- replicó.

-          Oh. No quiera incomodarte lo siento mucho- contesté inquieta.

-          No te preocupes hace bien sacarse toda la mierda que tienes dentro de ti, a veces.- respondió.

Si fuera como antesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora