Capítulo 23

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Ningún cambiante podía resistirse a la alegría de un cachorro, fuera cambiante o humano, eso no importaba

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Ningún cambiante podía resistirse a la alegría de un cachorro, fuera cambiante o humano, eso no importaba. Desde el momento en que la niña le sonrió, Seth cayó rendido a sus pies, era por esa razón que le permitió subirse a su espalda para dar un paseo por el lindero del bosque.

Los demás podían burlarse todo lo que quisieran, pero Laila era una niña que fácilmente podía robarle el corazón a cualquiera.

Y Reed estaba tan feliz de tenerla que le hizo preguntarse por qué la extrañaba tanto, de alguna forma la manera en que veía a Laila, como si de un momento a otro fuera a desaparecer, le parecía familiar, porque Seth se sintió igual cuando recuperó a Caleb.

Todavía pensaba que podía perderlo de nuevo, por más absurdo que se viera, y es que eso era lo que provocaba la desaparición de un familiar cercano.

¿Laila también había desaparecido?

Porque no había explicación para que Reed se emocionara tanto cuando la pequeña le hablaba.

—¿Tú también tienes un clan?

Laila le había bombardeado con preguntas desde que se transformó, parecía que el interés por los cambiantes era hereditario, ella tenía la misma curiosidad insaciable que Reed.

Al no poder responderle, Seth movió las orejas dos veces. Además de curiosa, era inteligente, lo veía en su mirada.

—¿Eres un alfa?

Negó.

—Un Beta.

Resopló, esto era divertido.

—Suficiente —dijo Reed—. Seth debe estar cansado.

Laila la miró suplicante, pero Reed no dio el brazo a torcer. Seth se agazapó en la tierra para ayudarle a bajar, y permitió que le rascara la barbilla como si fuera su mascota.

Sonriendo, Laila corrió al interior del habitáculo y luego regresó con una mochila llena de juguetes.

—¿Puedo quedarme afuera un poco más? —Le preguntó a Reed.

-Sí, pero no te alejes más allá de la piscina. —Reed revolvió el cabello ondulado de Laila antes de que ella corriera a esparcir sus animales de plástico en el césped—. ¿Quieres un café?

Sacudiéndose el pelaje, Seth ingresó y fue directo a su habitación, luego de vestirse, salió a la sala. Reed estaba reclinada sobre el borde de la isla de la cocina, observando atentamente a su hermana en el patio, reconocería esa mirada protectora en cualquier parte, le recordaba a las madres de su clan.

—Sobreprotectora, ¿eh?

Ella sonrió levemente.

—La he cuidado por siete años y medio, ya es casi como una hija.

Atrápame [Serie Moon Fighters 3] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora