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Minju sonrió. Estaba feliz de que Chaewon la haya invitado a su casa por lo que aceptó su propuesta. Ambas fueron caminando lento todo el camino hasta su destino, la mayor no hablaba demasiado, tan solo hacia pequeños sonidos para afirmar o negar lo que Minju preguntaba, seguramente estaba nerviosa. Una vez que llegaron todo estaba a oscuras, el lugar se veía bastante ordenado pero al mismo tiempo abandonado.

— Perdón por como luce, la mayoría del tiempo estoy sola así que se ve todo muy desolado. —comentó Chaewon al ver la expresión de Minju.

— ¿Dónde queda tu cuarto? —cambió de tema la menor poniendo una sonrisa en el rostro, Chaewon señaló el cuarto que estaba al final del pasillo.

Minju se dirigió al cuarto que Chaewon le había indicado y parecía muy distinto a comparación del resto de la casa; no había muchas cosas, las paredes estaban pintadas con un color opaco, no había espejo, la cama era pequeña, la decoración era completamente escasa pero aún así tenía mucha más vida que toda la casa. La menor se sentó en la cama esperando a que Chaewon fuera.

Una vez que llegó tenía en sus manos dos tazas de café helado, se sentó a unos centímetros lejos de Minju y comenzaron a beber sin hablar demasiado. La menor la miraba de reojo, notó que se había manchado un poco con el café así que bajó su taza al suelo e intentó ayudarla, la expresión de Chaewon era tan hermosa y su piel tan suave que no pudo evitar las ganas de querer besarla. Se fue acercando poco a poco hasta que sus labios estaban a punto de tocarse pero Minju retrocedió.

— Perdón, no debería de hacerlo. Será mejor que me vaya. —Minju se levantó y se marchó.

4:45 | 2kimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora