Capítulo 4: La historia de Sara

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Me despierto asustada, una pesadilla, reviso el reloj de mi teléfono, son las 2 de la mañana. Me levanto a buscar un vaso de agua a la cocina, pero me termino perdiendo en esta casa enorme. Abro una puerta y me encuentro con una habitación completamente vacía a excepción de unas fotografías en la pared, me acerco y puedo ver a una niña muy bonita con dos señores detrás de ella sonriendo; en otra está la misma niña abrazada a un niño un poco más alto que ella, ambos haciendo caras graciosas, no puedo evitar sonreír.

- Se llamaba Sara- me sobresalto al escuchar la voz de la señora Cooper.

- Disculpe, solo estaba buscando la cocina, yo no quise...

- No te preocupes- me interrumpe dándome una sonrisa sincera- ella murió a los 10 años- su voz se rompe- sufría del corazón.

Comienza a llorar.

No sé qué hacer en estos momentos, siento una presión en mi pecho. La abrazo, no me gusta abrazar, no porque sea insensible, sino porque no soy de las personas que demuestran su afecto.

Me parte el corazón verla así, las lágrimas amenazan con salir pero las detengo, detesto que las personas me vean llorar, que me vean en esos momentos de debilidad de los cuales ellos se pueden aprovechar. Ella me aprieta de manera protectora como si fuera a desaparecer de sus brazos y vuelvo a sentir esa familiaridad.

- No te alejes de mí, hija- dice sollozando la señora Cooper.

- Nunca mamá- respondo dejando escapar dos lágrimas.

Como me gustaría que mi mamá me abrazara así, tener una mejor relación con ella. Pero quizás tenga razón y todo sea mi culpa.

Estuvimos unos minutos más abrazadas.

- Lo siento, te mojé toda la camisa- se disculpa separándose de mí y sorbiendo su nariz.

- No se preocupe- respondo ofreciéndole una sonrisa tranquilizadora.

- Bien, ¿sabes que se me antoja?- niego con la cabeza- Una taza de chocolate caliente- sonríe  y se seca unas cuantas lágrimas.

Mientras tomamos el chocolate la señora Cooper comienza a contarme su vida, sobre cómo conoció a su esposo, en una carrera ilegal de autos y fue su primer amor. También habla de  Allan, que era revoltoso de pequeño y ahora es el líder de los del lado Norte de las carreras ilegales, la verdad esta parte no la entiendo bien pero decido después preguntarle a Allan.

Paradas frente a la habitación de invitados- Duerme bien Alex- dice ella dándome un beso en la cabeza.

- Usted también señora Cooper- le doy la espalda para entrar a la habitación- Sabe, tal vez yo también puedo ser una excelente corredora- digo mordiendo mi labio inferior con nerviosismo.

Desde que la escuché hablar sobre las carreras ilegales en su historia del señor Cooper me causó conmoción.

- Tengo un buen presentimiento- responde.

Entro y cierro la puerta, me acuesto y el sueño me vence.

Me despierto un poco  más  tarde de lo normal, estoy dentro de la ciudad no hay necesidad de levantarse tan temprano para llegar a tiempo del trabajo. Bajo al comedor y desayuno con toda la familia Cooper, después de unos chistes y de advertirle a Allan que haga su tarea, el señor y la señora Cooper se van al trabajo.

Miro la hora y también es momento de irme, me pongo la misma ropa de ayer que sorprendentemente está seca.

-Gracias por lo de ayer- digo mirando al suelo un poco avergonzada por las molestias que he causado.

- No hay problema, pero ahora que ya conoces la casa ven a visitarnos seguido, les caíste bien a mis padres y mamá necesita a una chica a su lado.

Asiento y con una sonrisa me voy.








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