V E I N T I D Ó S

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Narra Kevlex

¡Ah! No saben la rabia que me dió al ver que Tn dejo entrar así como si nada a su apartamento a aquel tipo como si se conocieran de toda la vida.

Pero no podía dejar que esto pasará desapercibido, necesitaba hacer algo ya, tenía que hacer algo para que Tn supiera que la amaba y que nada ni nadie cambiaría eso.

Me moría de rabia cada vez que recordaba como lo dejo entrar.

De pronto me apetecía un helado y quería ir por uno, no sé de qué se trataba pero algo me decía que tenía que ir a esa heladería de la plaza, algo me llamaba ahí y con el antojo de un helado podría tener la excusa perfecta así que llame a Jazz y Nataly para pasar por ellas e ir a la heladería, ya nos encontraríamos con Bruce allá.

—Yo quiero uno de chocolate— decía Jazz colgándose de mi brazo.

—Si, está bien Jazz— nos acercamos al mostrador.

—¿No es esa Tn?— pregunto Nataly mientras apartaba su largo cabello castaño de su rostro.

—Si...— respondió Jazz —wow ¿Quien es ese apuesto chico que está con ella?— ¿En serio Jazz? ¿Tú también?.

—No lo sé y no me interesa averígualo.

—Muy buenas tardes, ¿Que se le ofrece?— escuché una voz y era la de aquel tipo “Apuesto” como dicen las chicas.

—Dos de chocolate y uno de fresa por favor— dije y solo espere a que los sirvieran.

Nos sentamos en una de las mesas de aquel establecimiento, mientras veíamos a Tn que iba de allá para acá, volteando a ver de vez en cuando a ese, ¡¿Pero qué haces?! ¡Mírame a mi! ¡Yo fui tu primer amor! ¡Yo soy tu primer amor! No lo mires a él.

—¿Nos vamos?— pregunte en cuanto termine el mío.

—¡No!— dijeron ambas chicas mientras veian que Bruce se acercaba a nosotros.

—Ya casi es la hora de salida de Tn ¿La podemos esperar?— dijo Nataly haciendo un puchero.

—Esta bien— me volví a sentar de mala gana.

—¿Que tal todo Kev?— pregunto Bruce mientras llegaba con su helado.

Minutos más tarde el lugar quedó vacío y escuché como el tipo le decía a Tn:

—Tn, cariño ya te puedes ir a casa, es todo por hoy— ¡¿Cariño?! ¡¿En serio?!

—Si, claro— respondió ella muy extrañada por lo que le dijo ese ”muñequito de aparador”, así que solté una pequeña risa por qué ella no se lo esperaba.

—¡Tn!— gritaron las dos chicas abalanzadóse sobre ella que casi la tiran al frío suelo.

—¿Chicas? ¿Han venido por mi?— pregunto y estas asintieron.

—La verdad no— dijo Bruce metiendo una gran cucharada de helado en su boca.

—Callate— le dije y me levanté para así caminar hacia mi auto.

—Ho-hola Kevlex— dijo aquella chica de ojos tan brillantes que me miraban muy fijamente mientas ella jugeteaba con sus manos, estaba... ¿Nerviosa? ¿En serio estaba nerviosa de verme? La verdad no sabía si eso era bueno o malo, pero lo que si sabía era que me agradaba eso, me agradaba y me gustaba que se pusiera así.

Eso significaba que llevaba poco ganado para lograr mi objetivo, necesitaba hacerle saber que la quería y que quería todo con ella, que la necesitaba, que la anhelaba y que la quería solo para mí.

Amor Prohibido /Kevlex Y Tú/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora