Capítulo 02

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Han traído una bailarina al circo... Llevado por la curiosidad, camino hacia la tela que separa mi lugar de la supuesta bailarina y la abro levemente para que ella no se dé cuenta de que quiero verla.

Si hay música, debe estar practicando.

Observo su puesto y llego a verla, está vestida de ropa rosa. Pero, mi atención no es llamada por su ropa tan bonita, sino por percatarme de quién se trata. Es ella... la misma chica que he estado viendo antes de entrar al circo.

Sinceramente, no sé cómo se llaman las prendas que lleva puesto. Diré que es ropa de bailarina de ballet.

Ella gira en varias ocasiones con un pie doblado y con las manos rodeando y casi tocando su pecho. Su cabello rizado está atado, aunque algunos mechones se escapan. Se detiene con los pies cruzados y desciende hacia adelante levemente. Mira hacia mi posición y cierro con rapidez la tela. Cielos.

—¿Qué haces, Michael? —me dice—. ¿Acaso querías ver a la joven vistiéndose? No esperaba eso de ti. —Y ríe—. ¿Ofendido porque gané a la chica y ya vas tras otra oportunidad?

—Claro que no quería eso —respondo—. Es que escuché música y... supuse que...

—¿Y si se vestía con su música? Sé más precavido. Y apresúrate que, nuevamente por tu culpa, nuestro jefe se molestará.

Mi jefe quiere sí o sí que demos buenas presentaciones en estos lugares para viajar y viajar y, finalmente, llegar al país en donde vive su hija y su esposa. Quiere que disfruten de lo que él prepara.

Aún recuerdo la mirada de aquella bailarina.

No obstante, no es momento de distracciones. Solo debo colocarme mi traje y listo; ya llevo puesto el maquillaje de payaso. Gracias a eso, creo que no me ha reconocido.

Junto a Paul, salimos de entre las telas y nos presentamos ante el público que nos recibe con grandes aplausos. Cuando estoy aquí, con mi amigo, olvido mi vida personal que es tan oscura para ahora actuar como la persona más divertida y feliz que alguien podría ver. Ambos hacemos varias locuras que reciben muchas risas. Él me hace gestos graciosos que me transmiten la energía positiva.

De vez en cuando, hacemos bailes graciosos y arrojamos agua.

En un momento, él me susurra que me quede para el siguiente show. Solo tengo que estar de pie y fingir sorpresa al ver a quien llegue a compartir mi turno. Asiento y las luces disminuyen. La gente se tranquiliza y una luz se enciende. Me giro y veo que ilumina una gigante caja de música. Se abre suavemente y asciende una bailarina congelada con totalidad como si fuese una estatua. Me sorprendo, pero no porque me lo pidieron.

Carrusel © | Michael JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora