" Una triste despedida "

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Dicen que hay algunas personas que forman parte de tu vida, pero no para quedarse en ella.

Tenía ya cuatro meses de embarazo Elizabeth, y la madre de Meliodas y Liz se enteraban recién.

Para Liz fue un golpe muy fuerte y bajo, ya que significaba que Meliodas jamás regresaría a su lado.

Por un lado se sentía feliz de que el continuara su vida, pero por otro muy triste de que no era con ella.

Siempre se visualizo con Meliodas hasta llegar a la vejez.

Pero quizá no era ella quien lo vería a esa edad.

Se armó de valor para ir a hablar con Meliodas, le daría el divorcio para que sea feliz con Elizabeth.

Ella era una buena mujer, muy noble y amable, no tenía nada en contra de ella. Más bien le agradecía que una mujer como ella salvo a su Meliodas.

Liz tomó el auto de Leslie y salió rumbo a Oregón sola, no le dijo a nadie a donde iría, dejó a su hijo con Leslie y salió.

Sin saber que esa era la última vez que vería a su pequeño.

Prisión estatal de Los Ángeles, California.

Un tipo de semblante realmente horrible. Algunas cicatrices en su rostro y barba larga recibía la visita de un joven de apariencia rebelde, tenía varios tatuajes en sus brazos.

-¿Vienes a darme buenas noticias? Porque de verdad la estadía aqui es realmente insoportable.-

-No jefe, me temo que son malas.-

-Habla-

-El abogado que lo metió aquí, no murió.-

-¿Como que no murió? Son tan ineptos que no pueden siquiera con algo tan fácil?-
Habló muy enojado pero sin llegar a los gritos.

-Al parecer no logro morir pero debido a los golpes, perdió la memoria y no sabe ni quién es. Actualmente vive en las afueras de la ciudad.-

-Pues vayan ahí y encarguense de que ésta vez si muera.-

Aquel joven asintió y se levantó de la silla y salió del cuarto de visitas.

* Oregón *

Liz estaba en las afueras de la ciudad ya, seguía manejando para entrar a Oregón.

Una camioneta blindada negra seguía detrás de ella muy de cerca sin que ella se percatara.

Una hora después llegaba a Oregón, se dirigió al restaurante, gracias a Zeldris quien le proporcionó la dirección, y cuando estaba por estacionarse pudo notar aquella camioneta detrás de ella.

-¿Me estaban siguiendo? ¿O quizá es idea mía? Estoy quedando paranoica.-

Se hablaba para sí misma.

Bajo de la camioneta y justo cuando ponía un pie afuera, Meliodas salía de aquel restaurante pues despedía a un comensal.

Ella cerró su auto y comenzó a caminar hacia a él.

Por el reflejo del ventanal del restaurante vio claramente como de aquella camioneta salía un brazo del lado del copiloto con una pistola.

Liz temió lo peor. Corrió rápido hasta Meliodas y lo abrazó fuertemente.

Los sonidos de las balas comenzaron.

Todo comenzó y terminó rápido.

Algunas balas dieron con los ventanales del restaurante rompiendolos, los comensales que estaban ahí presentes gritaban asustados.

* DOBLE VIDA *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora