4. Un Pequeño Desquite

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Saya estaba con Joel hablando felizmente. El señor Goldsmith, quien se iría del zoológico unos días para comprar unas cosas que hacen falta para su fiesta de cumpleaños que será a final de mes.

— Saya querida, me iré a la capital.—  le dijo su protector.

Sí. Gracias por todo, Joel. dijo ella dándole una gran sonrisa, el señor sabía a qué se refería ella.

Joel respiro tranquilo, acariciando la mejilla de Saya le gustaba verla feliz ya que a pesar de sus experimentos la chica era como una hija para él y le gustaba complacerla.

— Por cierto... — pregunto el hombre rompiendo el silencio. — ¿Dónde está Amshel?

No lo sé.—  dijo ella mirando hacia la mansión.

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— Disculpe ¿Ha visto a Saya o al Señor Goldsmith? le pregunto Haji a un mayordomo.

No, lo siento joven.

El joven buscaba a su ama para estar con ella. Amshel ya se estaba ajustando la corbata y vio a Haji lo miro fijamente hasta acercarse a él.

Joel y yo iremos a la capital, pórtate bien mientras tanto.

Haji rodó los ojos, si era cierto que Amshel no era su persona favorita, pero a medida que pasaba el tiempo se volvía más insoportable. Y más desde aquella vez que se enojó tanto solo porque él y Saya fueron a ver que sucedía en la torre.

— ¿Buscas a tu ama? Amshel le dirigió la palabra. Está despidiendo a Joel.

Haji bajo la cabeza en señal de reverencia y se dio media vuelta para irse sin responderle verbalmente.

— No te conviene, hacerme esos desaires, después de todo... eres solo un esclavo.

Haji paró en seco, algo enojado pero como siempre estaba sereno e impávido por fuera Amshel le paso por el lado y salió.

Saya se despidió de Joel, Amshel llego hasta el jardín casi corriendo con sus aires de grandeza le paso por el lado a la chica y se subió al carruaje no sin que se enviaran miradas con rivalidad el uno a otro. El carruaje fue puesto en marcha y Saya se quedó en su respectivo lugar viendo cómo se alejaba.

Ella soltó un suspiro y miro hacia el cielo.

— Al parecer, va a llover hoy porque el cielo está nublado.

¡Saya! ¿Dónde estás? Escucho ella desde el interior de la casa.

¿Haji? respondió ella.

— ¡Saya!— el aludido venia corriendo hacia ella con algo de prisa y como si hubiera ocurrido un accidente, esto desconcertó a la señorita pero trato de calmar a su sirviente una vez que él llego a su lado.

— ¿Qué sucede, Haji? ¿Por qué corres así? — Haji tomo aire para poder hablar.

— ¿Estás bien?—  le pregunto él mientras la miraba por todas partes como si buscara algo en su cuerpo.

¿Por qué no habría de estarlo? Seguro que estas bien porque estas actuando muy extraño.

Haji frunció el ceño. ¿Acaso Saya no recordaba lo que paso ayer? y su silencio incomodo un poco a su ama.

La Otra Forma de Estar Juntos| Blood+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora