7. Refugiándonos de la Luvia II

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"Anda, Haji no te contengas, es lo que siempre has deseado, amar a Saya sin ninguna restricción" pensaba el joven en sus adentros mientras su ama lo llenaba de besos y caricias.

-Haji- Saya se detuvo- ¿No quieres, verdad?

-Yo solo, quiero lo que tú quieras.- dijo con un tono de voz que hasta él mismo desconoció.

-No, no quiero forzarte a nada. Además siento que si continuo no podre detenerme.

Ella se levanto de encima de él y se acostó boca arriba Haji solo la contemplaba, inclino su rostro y la beso, ella correspondió.

Lentamente ese beso se volvió más profundo, con permiso de su ama, él con toda la delicadeza que lo caracterizaba, despojo a Saya de su corsé, dejando su pecho al descubierto. Él solo la contemplaba y tocaba sus senos cada vez con más deseo .Saya no mostraba pudor, pero Haji temblaba ambos eran inexpertos pero desde diferentes puntos de vista.

Haji se concentró en eso por un rato, y comenzó a besarla en el cuello, los hombros, los pezones mientras besaba uno acariciaba otro. Se detuvo al escuchar a su ama de una manera distinta. Él alzo la cabeza y la miro, ella tenía los ojos cerrados, sus mejillas mostraban un leve rubor y se estaba mordiendo el labio inferior con rudeza. Volvió a acariciar su busto sin dejar de mirarla y ella gemía, si gemía. El asombro del joven no dejaba de crecer ni tampoco su deseo.

La lluvia seguía cayendo, un relámpago cayó estremeciendo a la pareja.

-Haji, no te detengas por favor.- ella con una de sus manos le acariciaba el rostro y el cabello.

-¿No te molesta?

-No, me gusta mucho, jamás me había sentido así.

La respiración de ella se hacía pesada y solo emitía gemidos. Él no sabía porque pero escucharla así provocaba fundirse con ella en un solo cuerpo.

Haji reanudo su recorrido con besos hasta llegar al vientre y ser detenido por las pantaletas, ni siquiera lo pensó dos veces para retirarlas y dejar a Saya completamente desnuda ante sus ojos.

Él la contemplo en ese estado y su erección ya se hacía notoria, siguió besando y tocando todo su cuerpo hasta llegar a la intimidad de ella, al principio no supo qué hacer, pero simplemente hizo caso a su instinto que había ocultado.

Lamia la intimidad de su ama como si su vida dependiera de ello, los gemidos de Saya se confundían con el sonido de la lluvia al caer mientras arqueaba su espalda y acariciaba el cabello del joven, estas sensaciones que sentía gracias a él hicieron que sed de sangre cesara un poco.

Haji se excitaba cada vez más, siempre quiso amarla de esta, y de todas las maneras posibles.

La Otra Forma de Estar Juntos| Blood+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora