9. El Canto de Diva

227 8 2
                                    

9 años antes...

— ¿La escuchas?—  dijo saya a Haji mientras tenían una sesión de chello en su habitación.

— No...— dijo el pequeño Haji fríamente.

Saya se acerco a su ventana y miro hacia aquella torre, Haji solo la seguía con los ojos, inmóvil en su lugar.

— Toca el chello, desde el inicio.

Haji acato la orden y comenzó a tocar ya los problemas que tenia con el instrumento habían terminado con la práctica.

— Toca más fuerte, Haji—  dijo Saya con exigencia a veces él no la entendía así que solo se proponía a concentrarse en tocar.

Saya caminaba frenéticamente de un lado a otro de la habitación y se cubría los oídos con las manos, esto si saco al chico de su concentración.

¿Qué rayos le pasara ahora? pensó Haji y sin ya contener su preocupación dejo su chello a un lado.

— Saya, ¿Qué sucede, estas bien?

— ¡Haji! ¡¿Por qué dejaste de tocar?!— le grito ella.

Él solo la miro expresando su preocupación y ella cayó al suelo con suspiros y quejidos.

— Lo siento Haji, es que esa voz me vuelve loca.

— ¿Cuál voz?

— Es una canción, la escucho todo el tiempo.-

—  ¿Te molesta, no es así?

— No es que me moleste la voz sino las cosas que pienso al escucharla. Quisiera ver quién es la cantante y así saber.

— Pero ¿no sabes dónde está?

— Por supuesto que sí, está en la torre del otro lado del campo.

Haji la ayudo a ponerse de pie y la sentó en la cama.

— Vamos a ir a buscarla- le dijo ella y él supo que era una orden que no podía desobedecer.

El chico asentó con la cabeza.

Al día siguiente, muy temprano antes de que otros despierten Haji se dirigió al cuarto de su ama quien ya lo esperaba despierta. Saya se adelanto corriendo y como Haji no pudo alcanzarla, tomo un caballo para seguirle el paso. Llegaron al frente de la torre y fue allí donde el chico puso escuchar aquella voz.

Era hermosa, por no decir hipnotizante entonces entendió porque Saya quería encontrarla.

— Estoy segura que está en la cima de la torre.— dijo Saya.De seguro es una pobre esclava que fue encerrada aquí y tú y yo Haji, debemos liberarla.

Haji no respondió seguía mirando hacia lo alto de la torre, Saya le hizo señas para que reaccionara pero solo lo hizo cuando la canción se detuvo.

— ¡HOLA!— vocifero Saya. — ¿quién está ahí?

Nadie respondió.

— No tengas miedo, niña. — volvió a decir Saya.— Seamos amigas.

No hubo respuesta vocal pero una rosa azul cayó desde una de las ventanas más altas de la torre, Saya la tomo en sus manos y Haji no podía contener su asombro. Para Saya era la flor más rara que había visto, ¿rosas azules? En todos sus años viviendo en el zoológico jamás había visto una plantación de esta flor, entonces ¿De dónde habrá sacado ella esta flor? Pero si supo que la chica quiso decir que si aceptaba su propuesta.

La Otra Forma de Estar Juntos| Blood+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora