Capítulo 4

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—Así que esta es la Poción Matalobos—Murmuró Harry, bastante admirado. Incluso estaba muy asombrado consigo mismo por haber ayudado. Fue mucho trabajo. Y tanto pequeño detalle, para que fuera un trabajo perfecto—¿No se supone que debe administrarse cuando está fresca? —.

—Por supuesto—Dijo Snape mientras terminaba de limpiarse las manos con cuidado e inspeccionaba las de Harry—Si nuestro paciente no viene pronto, tendré que llevársela a él... o ella—.

—Usted dijo primero "él". Estoy seguro de que es un mago. Y de todos modos es obvio que es el Profesor Lupin—.

Un breve destello de sonrisa alcanzó los labios de Snape. No había tomado mucho tiempo. Harry no era tonto—Soy incapaz de confirmar o negar esa conclusión—.

—Lo sé, lo sé. Usted lo prometió y todo eso. Pero él es un profesor nuevo y ninguno de los demás profesores fue lastimado durante las vacaciones... que yo sepa. Pero la mordida de un hombre lobo sería una lesión seria, y habría señales. Así que el Profesor Lupin es un hombre lobo. Eso es genial—.

—No es nada de eso. Genial, ¡Que tontera! —.

—Ser peligroso es genial. Dudley tenía una película llamada Lobo Americano En Londres. Vi una parte. Escalofriante, pero genial—.

—Los muggles no entienden nada sobre los hombres lobo, Harry—Snape le dijo con firmeza—Para ellos son sólo monstruos de cuentos. Los hombres lobo son reales. Son horriblemente peligrosos, y quiero que me prometas que siempre serás muy precavido y que siempre tendrás tu cuchillo para pociones al alcance de tu mano—.

—¡Pero el Profesor Lupin es muy bueno! —Discutió Harry. Ayudando a llevar los frascos hasta el closet, mientras caminaba tras Snape—Él no lastimaría a nadie—.

—¿Voy a tener que ordenarte que leas de nuevo el capítulo sobre hombres lobo? Los hombres lobo no están en control de sí mismos durante la luna llena. Esa es la tragedia de ser un hombre lobo. Incluso los amables, educados, mansos, bienintencionados se vuelven monstruos voraces una vez al mes. Es la naturaleza de la bestia—.

—Pero la Poción Matalobos cambia eso, Profesor—.

—¡Sólo si el hombre lobo la toma! ¡La luna llena es mañana y quiero meter una dosis de la poción en el cuerpo del hombre lobo antes que sea demasiado tarde! —Gruñó Snape. Le había dicho a Lupin que viniera a su oficina a la nueve en punto, y ya eran las nueve un cuarto. ¿Acaso Lupin estaba jugando algún tedioso juego pasivo-agresivo contra él?

—Mejor vete, Harry—Le dijo al niño—Tengo que ir en busca de tu amigo el licántropo, y meter esto por su garganta.. o de ella, teniendo cuidado de evitar los colmillos—.

Harry rió—¡Buenas noches, Profesor! —.

Se apresuró por el pasillo, consciente de un millar de crujidos y chirridos que eran un constante ruido de fondo en el antiquísimo castillo. Más crujidos de lo habitual, le parecía. Las figuras en los cuadros murmuraban y susurraban entre sí. Una forma lo sorprendió y lo hizo girar de golpe la cabeza, pero sólo era su reflejo en una ventana sucia. Harry se detuvo y volvió a mirar. Pareció verse más-alto, por un momento. Mayor.

Dejo escapar una risa cansada. Más alto estaría bien para él. Ya no era el más bajo de los chicos de Primer Año, pero aun debía seguir tomando pociones nutritivas. Los Dursley no le habían hecho favores, pero por supuesto, si era pequeño y débil, sería un objetivo más seguro para Dudley. Se pregunto brevemente como le estaría yendo a Dudley en Smeltings. Era prácticamente imposible que Smeltings fuera tan genial como Hogwarts. Dudley quizás había encontrado a algunos niños nuevos para intimidar, o quizás ahora él era la víctima. Después de todo, él también estaría en Primer Año. Quizás le haría bien a Dudley estar al otro lado para variar.

The Best Revenge; Time Of The Basilisk - Arsinoe De BlassenvilleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora