El pasado de Lee

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Todo estaba bastante calmado en la farmacia, a pesar de la discusión de hace algunas horas, Clem se encontraba sentada en una silla, mientras veía fijamente su radio.

-Hey linda-habló Lee, arrodillándose frente ella.

-hey Lee.

-¿cómo estás?-preguntó el moreno, formando un rostro preocupado.

-bien, pero tengo hambre.

-entonces...ten-Lee le dio una barrita, que la pequeña aceptó gustosa-¿quieres acompañarme a revisar la oficina?-preguntó con una sonrisa. Clementine asintió.

-que buena gente es-comentó Ruby, enternecida por la escena.

-sí...

El dúo entró a la oficina, dentro había una cama, con una mancha de sangre alado, con sólo verlo, sabían que por poco tiempo habitaron esa oficina algunos sobrevivientes, pero no lo lograron. Ante esto Lee abrió los ojos como platos, a la vez que la de chinos formaba un rostro de terror.

-hace mucho que ya no veíamos estas cosas-comentó Assaim, con pena.

-sí...por eso Clem no se inmuta cuando presenciamos una escena parecida-dijo Louis, atando Los Cabos sueltos.

Lee se dirigió a un escritorio, que cubría la puerta para entrar a la farmacia.

-Clementine, ¿podrías ayudarme a mover el escritorio?-preguntó Lee, agarrando con sus manos la madera de este.

-claro-asintió agarrando el escritorio de la misma forma. Los dos comenzaron a mover el escritorio.

-¿cómo estás?.

-bien, pero extraño a mis pides-contestó la pequeña bajando la mirada-Lee...¿tu familia dónde está?-preguntó la pequeña interesada.

-está oficina les pertenecía-contestó con tono adolorido.

-...-no supo nadie que decir ante la situación, por alguna razón AJ, se preocupaba por Lee, aunque jamás llegó a conocerlo.

-oh...lo siento-contestó Clem.

-ni importa, terminemos de mover esto ¿si?-dijo Lee, esbozando una sonrisa de confianza.

-okay-al casi terminar de mover el escritorio, de el salió un viejo bastón, desgastado y con la madera astillada.

-¿qué es eso?-preguntó curiosa la de cabellos chinos.

-es el bastión de mi padre, protegía mejor que un perro-comentó Lee, agarrando el bastón y depositandolo en una pared-bien...sigamos.

Clementine TWD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora