Inefability

III. Limerencia

*Este capítulo se terminó de escribir el 28 de Agosto del 2019

La imagen es de Big Hit Entertainment :v

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El contacto visual en la naturaleza siempre ah representando dos conductas motivadas por primitivos y animales instintos, influyendo en nosotros de una manera muy particular e inquietante, modificando nuestro comportamiento, apariencia y hasta objetividad, recordando de este modo insistentemente que antes de ser personas somos una cosa:

Animales.

Que responden y obedecen a sus respectivos impulsos dentro del mundo salvaje y alocado que representa la cotidianidad humana; concluyendo de esta forma en asociar el contacto visual entre individuos a dos posturas tan distintas como similares dentro de la sociedad como de la naturaleza. 

1. La amenaza.

2. El cortejo.

Bueno, quizás Jungkook recordó esa parte suya tan feroz e inquieta cuando sus ojos se posaron sobre aquellos orbes ambarinos con destellos de luz en el mirar...

Y realmente le extrañó sentir una corriente eléctrica que no percibía desde hace un par de años... posiblemente cuando vio a Jimin por primera vez, o cuando se presentó en un escenario enorme, o quizás cuando se supo enamorado del actual rubio de mofletes rosados.

¿Quién sabe?

El punto es que ahora, volvía a sentir como esa singular energía subía por cada vena de su cuerpo para explotar en su cabeza con un sonoro estallido que dejo mas que perpleja y absorta a cada una de sus millones de neuronas.

Solo le había visto de repente...

Nada más...

Un maldito segundo...

... y su cerebro colapsó.

Pero eso no era lo peor de todo... No...

Lo peor es que algo dentro de sí le hizo saber que el chico de hebras mielosas sintió lo mismo.

...Eso... y el hecho de que las mejillas de este estuvieran completamente coloreadas de un carmín intenso cuando ambos cruzaron miradas sin querer.

Y valla que era un cuadro la expresión del más joven que Jungkook maliciosa u objetivamente se dispuso a observar.

Beomgyu tenía los ojos abiertos de par en par, las manos unidas atrás de su espalda (que se encontraba lo suficientemente erguida para sospechar de su condición "normal"), la cabeza en alto, los delgados labios de un rosa delicado apretados y la vista fija en el castaño como si intentase aparentar una clama que claramente no estaba ahí.

-Si dejo de mirarlo... se verá muy extraño... pero si lo veo de más...- se debatió inquietado el pelimiel mientras seguía prendado de esa mirada chocolatosa. - Si lo veo de más... voy a desmayarme.- concluyó presa más de sus deseos que de su propio miedo que aún así no era poco.

Y por si la situación pidiera a gritos complicarse, el mas grande no rompió contacto visual ni por un segundo. A diferencia del menor, su semblante estaba tranquilo, sereno, relajado. Su cabeza un tanto ladeada hacía la izquierda le otorgaba un toque de livianez que disimulaba su inesperada concentración e interés recién depositados sobre el chico. La playera sin mangas del mayor dejaba ver sus fuertes brazos de los que resaltaban sus gruesas venas. La boca abierta con sutileza y exhalando con lentitud su aliento imperceptible exponiendo la cadencia de su respiración.