Parte trece

818 83 5
                                    


Kyungsoo



—Porque fui un estúpido... Kris me obligó, dijo que si no era yo serían ellos otra vez... Hubiese sido peor... — A pesar de que estaba temblando aun siendo sostenido por sus brazos, no entendía por qué no era capaz de alejarme de él siendo que yo creía tenerle tanto pavor ahora. Su mano se mantuvo acariciando mi cabello lentamente, como un suave masaje constante. — Perdóname, Kyung... Por favor no me tengas miedo, entiendo si me odias, pero, por favor... No me temas... — Su voz afligida terminó por llevarme al abismo.

No pude decirle nada, mis sentidos recién comenzaban a asumir que mi mente era una estúpida por querer alejarse de aquel hombre que, para qué negar, movía mi mundo de una manera en que nadie lo había hecho antes. Sentirme protegido por su pecho firme era una sensación cálida que no sentía en días, sentirme abrigado por sus brazos me hacía darme cuenta de todo lo que lo había extrañado durante estos dos últimos miserables días.

Kai no dijo nada, su respiración era irregular y supuse que estaría nervioso por mis posibles reacciones. Una de sus manos descendió sin previo aviso por mi espalda, sus dedos recorrían con sutileza los huesos marcados de mi columna y podía sentir como se detenía en cada una de mis vértebras, dándoles amor con tan solo una caricia.

Pero fue un error que su mano alcanzara a deslizarse por mi brazo, ese pequeño y sutil roce hizo que a mi mente viniera como una ráfaga de recuerdos todo lo que me había hecho, que escuchara mi propia voz suplicándole porque se detuviera, oír su voz fría haciéndome callar sin una pisca de sentimiento, el trato brusco con el que esas mismas manos que ahora me acariciaban, me habían empujado contra la cama y tomado con tanta fuerza, amoratándome.

Los nervios volvieron a crisparse y me separé de él de un empujón que lo dejó atónito. La atmósfera tranquila que se había construido sin esfuerzo unos segundos atrás fue destruida abruptamente por mi culpa.

—¡No me toques más! ¡No quiero que me toques! — Alejé sus manos con arañazos cada vez que las acercaba a mí, cuando vi que se quedó quieto, mirándome como si tuviera bichos en el rostro, fue cuando comencé a sentirme histérico y encerrado. Quería arrancar de él pero a la vez mantenerme a su lado, quería salir de la celda pero no podía... Mis uñas clavaban la piel de mis antebrazos hasta hacerlos enrojecer y soltar pequeñas gotas de sangre que caían lentamente... Me relajaba, de cierta manera me sentía un poco más tranquilo al ver el líquido rojo y espeso escurrir de mis heridas.

¿Me había vuelto un masoquista?

—Oye, oye... Deja eso. — Llevó sus manos rápidamente a las mías y las apretó suavemente, masajeando el dorso con su pulgar. — ¿Por qué te haces daño?

—No me lo hago. — Respondí fríamente, sin mirarlo. — El daño ya me lo han hecho ustedes internamente... Esto... — Apunté mis brazos. — Es solo una estúpida manera de desahogarme. — Le sentí suspirar con fuerza y lo miré, tenía los ojos cerrados y en su frente se formaba una arruga, una arruga que le hacía parecer angustiado.

Sus manos no soltaron las mías y las acariciaba con tanta ternura que me fue imposible evitar las lágrimas que comenzaron a aglomerarse en mis ojos. No quería llorar más... Estaba harto, pero estar cerca de él me provocaba tantas cosas juntas que me sentía débil y usado al mismo tiempo.

—Me hace mal tenerte cerca. — Susurré y él abrió los ojos para mirarme. Una lágrima cayó. — No quiero quererte, Kai... Porque me aborrezco al saber que no puedo dejar este maldito sentimiento de lado aun sabiendo las cosas horribles que me hiciste hace unas noches... Aun sabiendo que cada una de las cosas que me dijiste eran mentira, todas esas veces que te oí decir que me sacarías de aquí, que me querías ver fuera de este sitio... Todo fue mentira... Y yo solo te tenía a ti aquí dentro. Te estaba queriendo tanto, te estoy queriendo tanto. — Un fuerte sollozo salió de mis labios.

Kai, la celda y Kyungsoo [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora