2. Cet homme

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Un fresco sol iluminaba este estúpido cielo. De nuevo los llantos de mi esposo se escuchaban al lado de mi habitación. Era "nuestra habitación" hasta que decidió quedarse en aquella vacía habitación.

Me levante perezoso de la cama, odiaba que me levantaran temprano. Odiaba despertarme escuchando sus llantos; aunque quisiese hacerme el fuerte, el recuerdo de mi pequeño aún invadía mi cabeza. Como olvidar cuando te alzaba en mi brazos, cuando me llamabas "papá", cuando jugábamos a ser superhéroes, cuando sacábamos de quicio a Jimin por hacer un desastre con las almohadas de la sala porque eran nuestros escudos. Jungmin, ¿por qué nos abandonaste de esa manera?.

Me arreglé lo mejor que pude. Hoy tendría una nueva entrevista de trabajo. Fui con Jimin a la habitación de al lado. La escena de mi pequeño esposo sujetando una de tus pequeñas camisas, abrazándola con ímpetu. Su rostro se veía demacrado; y aquellas lágrimas secas que se pegaban a sus mejillas lo hacían verse mas viejo.

Me acerque cuidadosamente por detrás, y abracé fuertemente a mi esposo que estaba arrodillado junto a miles de tus juguetes que aún se encontraban regados. Podía sentir como su espalda se flexionaba para sentir mi pecho debido a la pesadez de su llano. No me gusta verlo así. Besé su coronilla dejando que mi nariz aspirara el aroma del perfume del shampoo que usaba. Su voz hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo, su voz ya no era la misma, estaba rota.

—Ese sujeto traerá a nuestro hijo de vuelta, ¿cierto?

Oh no, esos malditos ojos no. Sus ojos son lo mas lindo que puede existir en esta vida; pero verlos de esa manera realmente me parte el corazón. Y es que no hallo la manera de decirle que todo esto es un timo en el que  está cegado. Pero si esto lo hace feliz, si piensa que eso lo hará feliz, todo, absolutamente toda valdrá la pena.

—Claro, cariño. Hoy a las seis el hombre llegará con la caja. Mientras iré a la entrevista. Será mejor que te relajes, no querrás que Jung Min te vea de esta manera, ¿o si?.

Un sonrisa se dibujó en sus bellos labios, los cuales me dedique a besar después. Quiero hacerlo feliz hasta el fin de los tiempos, ¿es mucho pedir?. Salí de aquella habitación y me dirigí a la cocina. ¡Diablos!, realmente tenía un hambre bestial. Busqué como loco por la cocina algo de comer. Abrí mil y una vez el refrigerador, esperando que apareciera algo mágicamente. Pero no lo hacía. Quizás solo una vez más. No. Nada. Me resignaré a irme otra mañana sin desayunar. Quizás la vecina se apiade nuevamente de mi y me de algun café. Acomodé por última vez mi corbata.

—¡ Me voy !

Grité. Esperé una respuesta que nunca llegó. Aun así sonreí mientras tocaba mis labios, hace mucho que no besaba al amor de mi vida.

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La entrevista fue demasiado larga y aburrida. Dijeron que si conseguía el trabajo me llamarían después. El camino a casa fue demasiado largo y aburrido. Tal y como dije, la vecina salió a darme un café y una rosquilla con glaseado de fresa y chispas de colores, "Jung Min", las chispas de colores, principalmente las azules generando contraste con el glaseado, creaban una ilusión de su nombre. No le di mucha importancia, solo mordí la rosquilla.

Llegue a casa a eso de las 5:45 p.m. no tendría tiempo de ponerme algo más cómodo.

—¡Estoy en casa!

Jimin corrió bajando las escaleras solo para abrazarme. Mierda, con tanto perfume que llevas puesto Jiminnie. Me limité a sonreír. Que bella sonrisa decora su rostro en estos momentos. Te lo dije, ibas a poder continuar con tu vida.

6:00 p.m.

Joder con las personas puntuales. El timbre no paraba de sonar. Jimin corrió a abrir la puerta. Y ahí estaba aquel hombre. Alto, de tez blanca, ojos grandes y un rostro demasiado simétrico. Su pelo estilo Mollete resaltaba mucho, aun si llevase un sombrero negro que parecía de payaso. Arrastro una caja de unos ochenta centímetros a nuestra sala, para después sentarse con suma confianza y comodidad.

Dollmaker (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora