Capítulo 3

151 12 7
                                    

Después de lograr que la loca rubia lo soltará, Natsu la había sacado de la que por el momento era su habitación y ahora estaba en su adorada tienda y farmacia atendiendo a un par de viajeros.

Lucy había creado ese lugar para poder ayudar a las personas y criaturas mágicas que no tenían forma de pagar un médico o comprar alguna medicina. Sobre todo, ayudaba a quienes eran perseguidos por La Orden.

— Solo pon esta pomada sobre esa herida y sanará en unos minutos. —Entregó un pequeño frasco con un líquido violeta en el interior al hombre frente a ella.

— ¿No tendrá efectos secundarios? Ya sabes... ella... —Miro a su acompañante.

— Tranquilo, no habrá ningún tipo de problema, lo juro. —Le sonrío tranquila a su cliente.

En esa ocasión habían entrado dos viajeros: un hombre alto de ojos y cabellos negros como el ónix, vestía pantalones holgados negros junto a unas botas del mismo color, un abrigo largo en tonos blancos y algunos detalles en azul.

Con él viajaba una chica que no aparentaba más de trece años, cabellos largos tono turquesa, que terminaban en traviesos caireles, un par de orejas felinas del mismo color de su cabello coronaban su tierna cabeza junto a un peculiar sombrero azul obscuro. Tenía unos grandes y bonitos ojos en un oscuro azul. Llevaba un vestido azul obscuro con aberturas en la altura de sus muslos, dejando ver sus largas y blancas piernas y usaba botas largas color café. En su cuello se podía ver un collar grueso hecho de cuero marrón que media al menos unos cinco centímetros y justo debajo de la barbilla de la niña, se podía apreciar una joya redonda de color amarillo brillante que emitía una luz suave.

La bruja hizo una mueca de desagrado al ver el collar en la adorable niña, parecía una mascota.

— ¿Cómo te llamas, pequeña?

— Se llama Juvia, es mi niña Berse...

— Debes tener más cuidado, pequeña Juvia. —Interrumpió observando a la linda chica frente al mostrador— Las plantas del bosque de Fairy están demasiado... vivas, así que debes caminar con mucho cuidado, más si el tonto de tu maestro... —Dirigió su mirada al hombre— no puede defenderte. Y tú. —Lo señalo con su dedo— Mas te vale no tratar a la linda Juvia de ese modo tan...

— El amo Gray es muy amable con Juvia... —El susurro de la niña interrumpió el regaño de la bruja a aquel hombre.

— ¿Es realmente bueno contigo? —Apoyo sus palmas sobre el mostrador para acercarse más a la niña— ¿No te obliga a hacer nada pesado? ¿Te da comida y abrigo?

— ¡Si! ¡El amo Gray es muy amable y tierno con Juvia!

— ¿En serio? —Sonrío encantada al ver como los ojos infantiles se iluminaban al mencionar el nombre de su maestro— ¿Puedes contarme?

— No creo que eso te importe. —Se cruzó de brazos volteando la mirada hacia algún estante de la tienda.

— ¡El amo Gray es muy amable! Siempre le compra a Juvia los dulces que quiere, los vestidos más bonitos y la lleva al doctor cuando se siente mal. —Se balanceo sobre sus pies sin dejar de sonreír— El amo Gray cuida mucho de Juvia, aunque Juvia sea una niña maldita.

— Juvia, tu no... —Una voz masculina la interrumpió.

— Ya te dije miles de veces que no eres ninguna niña maldita. Eres simplemente Juvia. —El hombre miro mal a la niña— Deja de decir esas tonterías.

— Pero...

— Tu maestro tiene toda la razón, pequeña Juvia. —Lucy se enderezo de nuevo en su lugar detrás del mostrador— Tú no eres ninguna niña maldita. Eres una niña muy especial y con mucho poder, además de muy linda, quizá por eso tu maestro te mima y quiere tanto.

Niño BersekerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora