Capítulo 1

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Magnolia, un reino perdido entre los bosques y custodiado por las montañas. Rico en minerales y recursos naturales, también refugio de muchas criaturas de singular belleza, ríos y algunos pequeños lagos ayudaban a los pueblerinos a llevar con calma su día a día.

La gente de aquel reino, en su mayoría humana, se dedicaba al comercio de minerales y algún otro que otro artilugio de magia sencilla, por eso, era común ver llegar a distintos tipos de viajeros, desde brujos, druidas, hadas e incluso enanos habían pisado los suelos de aquel singular reino.

Todo era cordialidad y amabilidad entre pueblerinos y viajeros.

Pero nada es para siempre...

Hace algunos años, comenzaron a nacer niños con extrañas características.

Uno de cada cien niños nacía bajo "la protección" de algo más allá del poder humano. Todos los aldeanos en Magnolia estaban emocionados al saber que la nueva generación contenía un poco de magia en su interior, un nuevo paso en la evolución humana.

Hasta que llego a oídos de La Orden.

Un grupo de personas que gobernaban el continente con mano de hierro. Eran los encargados de mantener el orden y paz en todo el continente de Ishgar, en nombre de su dios, Zeref, después de todo, ellos eran los profetas de su todo poderoso dios.

La Orden tenía como miembros a los magos y brujas más poderosos de todo el continente. Eran quienes más conocimientos en magia poseían y sabían todos los usos que esta podía tener.

Era la que decidía quien podía tener magia y quién no. Las criaturas con magia en la sangre debían llevar un collarín que les limitaba el uso de esta, mientras que los magos y brujas debían hacer un juramento de lealtad a La Orden sobre no usar su magia más que para sanar, salvar vidas, o, en ciertos casos, ayudar al ejército imperial en alguna guerra. Quien no lo hiciera, era quemado vivo en la hoguera del reino de Fiore en la plaza municipal.

Así que en cuanto supieron de la existencia de los niños humanos con magia desde el alumbramiento, comenzaron a investigar sobre ellos antes que la noticia se propagara por todo Ishgar.

Un miembro de La Orden fue escoltado por brujos oficiales hasta el tranquilo reino de Magnolia para saber más sobre el extraño suceso.

Cuando un niño con magia nacía en Magnolia, este era apartado de su madre para poder ser estudiado y criado bajo la custodia de La Orden. Pronto se dieron cuenta que cada niño nacía con rasgos diferentes, algunos tenían garras en lugar de uñas, otros ojos de colores brillantes, algunos con colmillos más desarrollados... eran como animales.

Aun no tenían pensado un nombre para tan curiosas criaturas, debían estudiarlas más a fondo para poder entender mejor lo que hacían y que beneficios traerían.

Niños que nacían con rasgos felinos eran hermosos, gráciles y llamativos para todos los que les rodeaban. Había otros que nacían con ojos grandes y cuerpos fuertes, similares a los lobos. En fin, distintos tipos para estudiar.

Pero pronto toda la admiración y fascinación paso a convertirse en pavor y odio.

Los niños no crecían como los demás, su desarrollo era lento, pero también curioso, pues al pasar el tiempo en lugar de crecer, su atractivo o fuerza aumentaba rápidamente. Había quienes ya tenían veinte años y lucían de trece.

Su fuerza era similar a la de cinco hombres cuando apenas tenían diez años para los niños con rasgos lobunos, mientras que aquellos que poseían el mirar de un halcón se volvían más analíticos y los que poseían garras, eran un poco más agresivos.

Niño BersekerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora