Papá

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Eran las 11 de la noche, andaba por la universidad, tenía que llevarle unas piezas de cosplay a una amiga en odontología. Logre concretar con ella y por motivos de la hora, su papá me llevaría a mi casa en su camioneta.

La dejamos a ella primero en su apartamento y luego íbamos al mío.

Algo me aturdió. Desperté en una cama amarrado, estaba en la sala. El papá de mi amiga afilaba unos cuchillos mientras veía la foto de ella con algo de ternura, su hermanito jugaba con una rata decapitada mientras se llenaba de excremento la boca.

La madrastra de mi amiga entra con un suéter donde se borda a mi amiga siendo protegida por ellos, dejándome en claro los celos que tenían de mi cercanía.

Con las fuerzas que puedo empiezo a tratar de liberarme, rompo las cuerdas y empiezo a correr de ellos por todo el apartamento. Su hermanito corría por todo el suelo y las paredes mientras que gritaba buscándome.

Su padre empezaba a llamarme y a correr mientras apagaba las luces de las habitaciones a las que entraba, su madrastra sólo se reía mientras corría en círculos.

Mi escapada por los largos pasillos del apartamento empezaba a cansarme, podría ver como detrás de mí se encontraba aquel hombre enfermo y psicótico buscando matarme a cualquier costo. Me acerque a una ventana y puse el pie sobre las rejas de la ventana de abajo, empecé rápidamente a descender por ellas, mientras era perseguido por aquella familia de trastornados, quienes escalaban ágilmente por las rejas, mientras buscaban darme caza.

Logre llegar a suelo y me monte en el rinoceronte que estaba en el estacionamiento, acelere el motor a toda velocidad mientras ellos empezaban a estirarse para agarrarme, deformando sus cuerpos y gritando mientras me buscaban. El rinoceronte empezaba a quedarse sin comida y no podía seguir la marcha, así que me baje y empecé a correr hacia la universidad.

Al llegar, mi amiga corrió preocupada hacia mí, lo que hizo que su familia quedara estática y empezara a desvanecerse.

—Perdona, mi papá es celoso —Dijo ella.

—Tranquila —le respondí—. Desde la violación de **** todos actúan así conmigo.

Desperté.

Dulces sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora