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Se encontraba en frente de la entrada a su casa, esperando encontrar la casa vacía.

Para su suerte, así fue.

Suspiró y dejó su mochila en su habitación.

Eran las 2:43 de la tarde, no sabía si tendría el suficiente tiempo, pero igual tendría que arriesgarse.

Era la primera vez que iba a hurgar entre las cosas de otra persona.

Mas no tenía elección.

Tomó el pomo de la habitación e ingresó.

Prendió las luces y pensó un poco en donde buscar.

Una colorida cama junto a una mesa de noche, luego una cómoda de roble, un gran armario cerrado, y por último un estante de libros.

¿La cómoda, talvez?
¿Dónde, dónde podría haber algo?

Cautelosamente empezó a buscar con cuidado de poner un objeto fuera de su lugar.

No debía ser descubierto.

Empezó por la mesa de noche, solo llaves y un pulseras de colores neón.

La cómoda, algunas gafas había, esos que decían YOLO entre otras cosas.

Nada de importancia.

Buscaba, buscaba, sin embargo no encontraba nada.

Nada que pudiera decir algo.

¿Qué era lo que buscaba exactamente?

Solo... sentía que le ocultaban la verdad.

— Uhm... —Decidió ver en el armario, tomó una chaqueta del mayor y la examinó— Ropa grande para personas grandes.

Decidió probársela, no podía negarlo, era curioso cuando quería.

También se puso las gafas y el gorro, se aproximó a verse al espejo.

—Uh, soy Fresh —Se miraba y notaba que la ropa no le quedaba bien, él era muy pequeño todavía.

Pronto la intención de buscar fue reemplazada con la idea de jugar y saltar en la cama.

Que podían esperar, Paper solo tenía 11 años, tenía otras cosas en mente.

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¿Cuánto tiempo habría pasado?

Se quedó dormido con la roja puesta, seguía en la habitación del mayor.

Alarmado se levantó y miró el reloj.

Dos minutos, dos minutos y el yolero seguro ya regresaría a casa.

Con rapidez, se quitó las gafas, la chaqueta y gorra, ordenó la cama.

Y tan pronto salió de la habitación, oyó como la entrada era abierta.

Ya había vuelto.

—Paper, ya volví.

—¡Hola! —Exclamó con toda normalidad.

—Traje el almuerzo, ve a lavarte las manos para comer.

—Sí, voy.

Fresh solo miró al azabache ir al cuarto de baño.

Seguro que el menor no había encontrado nada. El de ropas coloridas guardaba todo lo que no tenía que ver.

Fotos, revistas, recuerdos...
Todo guardado en una caja.
Una caja bien escondida.

Así que no lo encontraría. No había nada de que preocuparse.

Era correcto ¿No?

Solo quería que el contrario no tuviera que saber la triste realidad.

Sólo es un niño.

Anhelaba que nunca llegará el día.
El día que tendría que contar la verdad... a todos.

A Geno, a Blard y los demás pero lo que más le tenía preocupado eran los dos primeros.

Ellos en estos años le tenía una gran aprecio a Paper Jam.

Esperaba que eso no cambiará cuando sepan quién es en verdad.

Entre todas esos pensamientos, había uno que más le atormentaba.

—¿Entonces hiciste amigos?

—Algo así...

—Ya has cumplido once años y no tienes mucho amigos.

—Puedo estar solo, no me importa.

—Come on, tinta Jr.

—No molestes.

Su sobrino que le ha permitido sentir tantos sentimientos.

Sentimientos que pronto empiezan a ser más que fraternal.

Estaba mal lo que empezaba a sentir.

A este paso... tendría que hacer algo para detenerlo.

Todo por el bien del menor, y de él mismo.

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Ya empieza lo turbio.

Nos vemos, el domingo.

Sin respuestas ☾Fresh x Paper Jam☽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora