6.- ¡Tenemos un caso!

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Pasaron unos cuantos días, exactamente cuatro. Dean despertó de un humor excelente, tanto así que preparó desayuno para todos, ignorando que el ángel y el arcángel no tenían necesidad de comer.

- ¡El desayuno está listo!- Gritó Dean desde la cocina, a nadie en particular, tarareaba una canción que se oía en la radio mientras seguía el ritmo con las caderas; cuando de pronto sintió un ruido de aleteo familiar, por lo que se giró con la cuchara de madera en la mano y el ceño fruncido pensando que se trataba de Gabriel, pero enseguida su rostro cambió a uno de sorpresa al comprobar que no era el molesto arcángel quien se había "aparecido" a su lado.

- Hola Dean- Dijo Castiel con su tono de siempre -. ¿Qué bailabas?-

- Una canción latina que creo que se llama... espera un segundo... ¡Qué demonios! ¿Haz recuperado tus alas?- Dean había bajado el utensilio de cocina y se acercaba despacio al ángel, quien esbozó una sonrisa al tiempo que hacía una pequeña reverencia hacia el cazador.

- Gentileza de Gabriel- Respondió el ángel -. Ha recuperado el cien por ciento de su gracia, y luego de rescatarme del cautiverio en que me mantenía Amara, él reparó mis alas. -

- Eso es.. - Dean no sabía qué decir, después de la media sonrisa que el ángel le había dedicado, no había podido apartar sus ojos de él, y caminó sin pensarlo hasta posarse justo en frente -. ¡Fantástico!- Luego hizo algo extraño, acercó su mano derecha a la espalda de Castiel, como intentando tocar las alas invisibles.

- Dean ¿Qué haces?- Interrogó Castiel, mirándola hacia abajo por primera vez, lo que hizo que apartara la mano despacio.

- Yo... Lo lamento- Luego se giró hacia la estufa con la vista en el piso, pero Castiel le detuvo tomándole la muñeca, en un agarre gentil pero firme; lo que hizo que el cazador volviera a girar y subiera la mirada hacia los azules ojos del ángel, quien a su vez volvió a dirigir la pequeña mano de mujer hacia su espalda, sin dejar de mirarle a los ojos. De pronto Dean sintió calor en la palma de su mano.

- Ahí es donde inician mis alas- Dijo Castiel bajito, aún mirándole a los ojos. Dean se atrevió a mover un poco su mano a través de ese calor y su cuerpo reaccionó con un escalofrío cuando pudo sentir una textura similar a la seda rozar sus dedos; el ángel cerró los ojos disfrutando el toque, fue entonces que Dean se dio cuenta cuán íntimo se había vuelto el momento, sin quererlo respiraba agitado, al igual que el ángel, por lo que se obligó a apartarse, despacio.

- Es... es... increíble Cas- Dijo Dean retirando la mano de las alas de su amigo y un nuevo escalofrío lo recorrió entero, en ese momento Castiel abrió los ojos, los cuales brillaban un poco y le observaban de manera extraña -. Así que ya puedes volver a teletransportarte como todo un superhéroe- Dean bromeó y se giró por fin hacia donde un par de waffles se quemaban, por lo que tuvo que desecharlos en la basura, mientras en su mente se gritaba "Ya cálmate... Pareces una quinceañera... mierda".

- No soy ningún superhéroe Dean, soy un ángel- Dijo Cas como saliendo de un trance.

- Lo sé idiota- Dijo Winchester recuperando su sarcasmo de siempre -. Yo sólo decía, estoy feliz por ti. -

-Gracias. No pensé que las tendría de vuelta alguna vez, y sinceramente, las extrañaba. - Castiel se sentó en la mesa que estaba ubicada a un lado de Dean cocinando. Unos minutos después Dean se sentó en frente con una gran taza de café y le extendió una idéntica a Cas, quien la recibió con agrado exclamando un "gracias".

- Pasando a otro tema- Dean necesitaba imperiosamente cambiar de tema -. Creo que encontré un caso, no muy lejos de aquí. -

- Pero Dean, no creo que una cacería sea aconsejable en estos momentos ; aún no sabemos cómo revertir su transformación por lo que... -

No soy la chica que tu creesWhere stories live. Discover now