Capitulo 4

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Narra Aome

Mi cuerpo no respondía a tales placenteras sensaciones, con mis manos quería quitar esa máscara que tapaba ese rostro tan misterioso, pero él me tomó las muñecas de ambas manos y me las colocó a los lados de mi cabeza. Con una mano hacia presión en estas mientras que con las otra me desvestía sensualmente a modo que yo disfrutara de cada movimiento de parte de él.

- Mmm...

- ¿Te gusta?

- ¿Quién eres?

- Solo puedo responder que soy el hombre con el cual pasarás el resto de tus días a su lado.

No pude evitar impresionarme, que aquel hombre me dijera hermosas palabras que conmoverían a cualquier mujer, mis pensamientos se fueron al sentir como uno de mis pechos era sacado de su escondite, mis ojos lloraban del placer.
¿Que me pasa? Yo no soy así, pero no me quiero apartar de él, me siento protegida.

Narradora

Ella solo pudo contemplar cómo él se introducía uno de los pechos al interior de su cavidad bucal, no había más enredos, no había más palabras que decir acerca de ese inesperado encuentro, ahora solo se aprecia la casi unión de dos almas entrelazadas por el destino.

( ___ )

- Al menos dime tu nombre.

De la boca de la dama apenas unas palabras salieron de ella, queriendo saber la identidad de aquel joven que la está acariciando como si no hubiese un mañana, se apartó del seno de esta para así poder mirarla con lujos de detalles. Con su mano agarró una de las manos de Aome, la acercó sigilosamente al cuerpo de él.

- Tócame.

Ya no importaba nada, ella estaba fuera de sí misma, lo único que quería era tener ese enorme pene dentro de ella. Con manos temblorosas empezó a explorar cada parte del cuerpo de ese hermoso ser, acariciando y enroscando en sus dedos él vello que sobresalía de su pantalón. Rápidamente lo colocó boca arriba sobre el colchón de la cama, se subió a modo que se rozaran sus anatomías, suspiraron de placer al sentir como una exquisita corriente de placer invadía su cuerpo. Terminando de quitarse la bata, saco con delicadeza esa parte que la volvía loca, él la miraba con lujuria y pasión, ya no les importaba si los vecinos escuchaban o que la cama se fuese a quebrar por lo que iba a suceder.

- Tranquila pequeña tenemos toda la noche para que te haga mía.

La joven se ruborizó y no le importó nada más, agarró el miembro de él entre sus manos y lo empezó acariciar, gruñidos y quejas salían de la boca de este, se quitó de arriba quedando hincada en el suelo, él se sentó esperando lo que venía a continuación.
Aome se introducía poco a poco el pene de él en su boca, echó la cabeza hacia atrás al sentir como su lengua se movía placenteramente mandando olas de placer a este.

Aome se introducía poco a poco el pene de él en su boca, echó la cabeza hacia atrás al sentir como su lengua se movía placenteramente mandando olas de placer a este

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- Eso es pequeña sigue, lo haces bien.

Enamorándome de un pervertidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora