Capítulo 21

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Un nuevo día comienza en la mansión, con un sol radiante entrando por la ventana. El día de ayer lo pasé con René, aunque estuve otros ratos sola. Bruno venía cada dos por tres, para preguntar cómo estaba. Esta mañana en mi mesita, había otro ramo de rosas con otra tarjeta. En ella decía, lo mucho que me amaba, y lo arrepentido que estaba.

Bajo las escaleras hacia el comedor, ajustando mi coleta para verme presentable. Antes de entrar, pido mi desayuno en la cocina.

-Buenos días Julieta, deberías de estar en la cama-dice Bruno, tomando asiento frente a mí.

-Hoy quería desayunar aquí abajo.

Él asiente, sin más que decir, mientras sirven el desayuno. Después pasa varias veces, las manos por su pelo, suspirando. Tiene unas ojeras enormes, y está algo pálido. Cuando terminan de servir, les agradecemos antes de retirarse. Ambos comenzamos a desayunar, pero en cuanto Bruno prueba la comida, sale corriendo. Frunzo el ceño, mirando por el pasillo. Está arrodillado, frente al retrete, vomitando. Camino hacia él, parándome a su lado, acariciando su espalda.

-¿Te encuentras bien?-le pregunto.

-Sí, creo que tengo el estómago revuelto.

Él procede a lavarse los dientes, mientras yo les pido a las sirvientas que le den una manzanilla. Yo termino mi desayuno, y regreso a mi habitación. René entra después, con unas maletas en sus manos.

-Traje tus cosas, Julieta-dice él.

-Muchas gracias René-él las deja en la cama, y nos ponemos a colocar todo.-¿Cómo está Bruno?

-Se encuentra mejor, ahora está en el despacho tomando la manzanilla.

Asiento con la cabeza, continuando con mi tarea. Cuando terminamos, le doy las gracias, antes de que él se vaya. También le pido que traiga algo, para poder entretenerme, sino moriré de aburrimiento. No me dejan salir, demasiado, de la habitación. No pasa mucho tiempo, cuando una de las sirvientas, trae lo que le pedí a René.

Así paso toda la tarde, entretenida leyendo algún libro. Al finalizar la tarde, tomo un baño, para después ponerme mi pijama. Bajo hacia el comedor, pero me extraña que Bruno no esté allí.

-¿Dónde está Bruno?-le pregunto, a una de las sirvientas.

-Está acostado en su habitación, no quiere cenar señorita-me responde.

-¿Podrían preparar sopa, por favor?

-Por supuesto señorita, enseguida lo realizamos.

Le doy las gracias, tomando asiento en la barra para esperar. Cuando terminan lo colocan en una bandeja, ocupándome yo de subirlo. Sé que no debería de hacer esto, pero no puedo evitar preocuparme por él. Abro la puerta con cuidado, como puedo, dejando la bandeja a un lado. Está tapado hasta las orejas, con la luz apagada.

Le destapo un poco, para tocar su frente. Está dormido, y ardiendo de fiebre.

-Bruno-le digo, zarandeándole suavemente.

-¿Julieta?-tiene la voz ronca, y abre los ojos un poquito.

-Tienes demasiada fiebre, debes de quitar algunas mantas y tu camiseta. Iré a por unos paños de agua fría.

-No, tengo sueño.

Salgo de la habitación, para buscar en la cocina lo que necesito. Cuando vuelvo a subir él sigue tapado, pero la camiseta está a un lado. Ha vuelto a dormirse, en tan poco tiempo. Tomo uno de los paños, mojándolo en el agua fría, pasándolo por su frente. Lo mojo nuevamente, y esta vez lo paso por su pecho. Tiembla un poco, pero debo de bajarle la fiebre.

Pasada una hora, logro bajarle la fiebre. La sopa se ha quedado intacta en la bandeja, ya estará más que fría. Bruno no ha querido despertarse, sino que ha seguido dormido. Le arropo con las mantas, tomo los paños, la bandeja y abandono la habitación. Lo dejo todo en la cocina, agarrando una manzana que voy comiendo mientras subo. Tiro a la basura lo que queda, y procedo a acostarme.

No soy capaz de dormir tranquila, sino que me levanto varias veces para ver cómo está él. Pongo mi mano sobre su frente, asegurándome de que no ha subido su fiebre, regresando posteriormente a mi habitación. Así toda la noche, aunque él ni se entera. Está durmiendo como oso, en período de hibernación.

A partir de las cinco de la madrugada, puedo ver el amanecer por la ventana. Reviso una vez más el estado de Bruno, volviendo a mi cama muerta de sueño. Mi reposo, se ha ido al garete. Me estiro a todo lo largo de la cama, bostezando, quedándome enseguida profundamente dormida.

Bruno De Luca (TERMINADA EN PROCESO DE EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora