Mi Lindo Little Red

Capitulo 13

Capitulo 13

Primera Parte

Stiles una vez fue humano... Tal vez

Stiles se sumerge en los recuerdos sin fin de su vida mientras Derek, fiel a un promesa hecha, abraza y consuela aquel cuerpo y alma victimas de tantos horrores.

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Un Recuerdo Escondido Entre Pecados  No. 1

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Su respiración está lenta como su corazón tan muerto. Sus manos se mueven bloqueando cada ataque mientras su daga no parece querer dejar de cortar carne. Saltando y lanzando un grito clava aquella daga en uno de los ojos de un hombre, rueda y se levanta aprisa mientras su espada brilla y arranca cada extremidad a su alcance. Entonces para de golpe y se agacha mientras ve la hoja de una katana pasar frente a sus ojos cortando el denso y pútrido aire lleno de muerte. Sus movimientos son rápidos mientras sus manos no evitan romper huesos y tampoco arrancar vidas. Los enemigos le rodean y cada uno se lanza al ataque con su espada en alto blandiéndola y obligándolo a esquivar y bloquear. Sus ropas están rotas y de las heridas en su cuerpo emerge sangre probando su humanidad. Se sigue moviéndose, importándole poco los cuerpos a sus pies y la sangre cubriendo por completo su pálido y sucio rostro. Gira y gira, arranca y extermina con vidas que seguro y unas son totalmente libres de culpa mientras otras son tan oscuras como su corazón muerto. Stiles es como un demonio, un demonio sediento de sangre y carne humana, de sacrificios y pecados que le cubran y asfixien. Stiles esta tan roto, tanto que ni siquiera se puede permitir llegar a sentir algo en ese momento, y aun que lo quisiera le sería imposible algo así. Stiles blande aquella larga y delgada espada mientras de su mano derecha pequeñas agujas salen disparadas en cada movimiento para enterrarse en la carne viva de aquellos pobres. Stiles brinca y rueda mientras su espada se mancha de sangre y su alma se vuelve del color prohibido consiguiendo poco a poco su satisfacción.

Corre y rodea aquel enorme campo de batalla, salta de nuevo y cuando cae sobre algun desgraciado de sus palmas salen finas hojas de metal tan afiladas que se entierran con magnificencia en aquellas gargantas o aquellas cuencas ya prontamente vacías. Sonríe y de sus labios salen pequeños suspiros, jadeos y gruñidos cuando la hoja de un enemigo traspasa su ropa y hiere su piel abriendo la carne y dejando salir a la sangre.

Pronto las cosas comienzan a ser difíciles y cuando parece y los enemigos se acaban ataques masivos de flechas cayendo del cielo lo obligan a arrodillarse, elevar su palma y así evitar ser perforado por el metal ardiente y venenoso cuando crea escudos de un brillo naranja. Cada oleada, cada ráfaga de flechas, enemigos y bolas de fuego que surcan el aire y se estrellan con las rocas cubiertas de nieve hacen a su corazón morir más y más y mucho más.

Su espada cae y con ella la cabeza de un hombre que rueda y hace a los corazones de aquellos acelerarse y aclamar venganza. Frente a él un millar de hombres corren elevando sus espadas y gritando mientras sus ojos inyectados de sangre solo esta su frío y sereno rostro privado de cualquier emoción. Extiende sus brazos, inhala profundamente y desde su pecho un grito ensordecedor sale reventando las cabezas de aquellos y haciéndolos suplicar a los pocos una muerte rápida.

Corre, corre tan rápido que aquellos hombres que van a su encuentro caen cuando apenas pasa a su lado. Esquiva, rueda, salta y sigue esquivando cuando flechas y rocas son lanzadas hacia él buscando detenerlo.