Luyong ~ Lo siento...

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~ Lo siento... ~

~ Luyong ~

~ 4300 palabras ~

~ Lemon explícito ~

Dedicado a __ohmy-jaemin

Espero que te guste ☆

Los cabellos rosados caían sobre los párpados cerrados del hermano mayor. Lucas, tumbado bocarriba, apreciaba gustoso el olor a fresas que desprendía el cuello del más pequeño.

- ¿Ya es de día...? -susurró Taeyong sin llegar a levantar la cabeza.

- Es muy temprano, sigue durmiendo, Tae -aconsejó Lucas antes de dejar un tierno beso en la frente del contrario.

El chiquito sonrió con ternura y volvió a cubrir la cara de su hermanito con su pelo tintado.
El mayor, ayudando a su pequeño a conciliar de nuevo el sueño, hacía pasear sus dedos por la espalda pueril y pálida. Tras unos minutos, sólo se escuchaba en la habitación las respiraciones fuertes que indicaban el descanso profundo.

Un fogonazo de luz hizo reaccionar a Lucas, quien se acostumbró poco a poco a la iluminación. Tardó en darse cuenta de que había dormido solo de nuevo, de que lo que había soñado era producto de su imaginación y que no estaba ocurriendo en realidad.
Hacía años que el pequeño Taeyong no dormía con su hermanito. Ya no lo abrazaba ni besaba su mejilla antes de pasar la noche. Ya no quería ducharse con Lucas, ni ver series juntos, ni siquiera comer haciéndole compañía.
Hacía años que Lucas había anunciado a su pequeño osito de fresa que no compartían sangre, pero sí un fuerte lazo de cariño.
Como si del mayor fuera la culpa, Taeyong no volvió a dirigirle palabras cariñosas, ni se dignaba a contarle sobre su vida.
La culpa y el añoro del amor del niñito herían las entrañas de Lucas, y después de tanto tiempo había dejado de ser el mismo. Por eso soñaba que volvía a tocarlo y que olía su cuerpo mientras él reía.

Tras asearse y vestirse, el joven avanzó torpemente hasta la cocina común de la familia para prepararse el desayuno antes de salir a trabajar.
Antes solía escaparse de su puesto para llevar a Taeyong al colegio, y hacía lo mismo para recogerlo. A veces se retrasaban porque se desviaba de la ruta para conseguirle un helado del color de sus mejillas y pelo. Cuando llegaban finalmente a casa Taeyong ya no tenía hambre para comer, y Lucas se llevaba las regañinas de sus padres, pero nada acabaría con la ilusión que le provocaba la preciosa sonrisa de su niñito.
A veces, cuando el menor tenía un mal sueño y temía ir al colegio, su hermano conseguía hacer reír a Tae dejando una tierna nota en su cuaderno del colegio para que la descubriera en medio de sus clases. El pequeño siempre guardaba los monigotes que Lucas le dibujaba para que no estuviera triste. Era un buen hermano.

Ahora, el niño adoptado que ya cumplía quince años no quería que su culpable hermano mayor lo acompañara al instituto.
Cuando Lucas quiso darse cuenta, el chiquillo en el que estaba pensando se había acercado a picotear antes de emprender el camino a su centro educativo. El mayor le sacaba cinco años al pequeño, y cada día que pasaba a su lado le dolía más, porque no dejaba de crecer y de cambiar.
Añoraba los cabellos rosados que ahora eran rojos y estridentes.

Como todos los días mientras saboreaba su café negro, divisaba a Taeyong y disfrutaba de cómo roía las tostadas. No dejaba de imaginar cuando él mismo le preparaba galletas de mantequilla para llevárselas al recreo y al volver del colegio sentir los cálidos abrazos de agradecimiento.

- Adiós... -era la única palabra que formulaba el adolescente para dirigirse a su hermano, y ni siquiera se dignaba a mirarlo.

Últimamente lo veía muchísimo más desaliñado, lucía igual de podrido por dentro que su compañero mayor.
Lucas no dejaba de extrañar a su niñito.

NCT X NCT ✨ Cuaderno de One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora