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— Feliz cumpleaños a ti.— aplaudió con suavidad mientras una pequeña galleta se hacia pasar por un pastel de cumpleaños.

La mujer tomó la galleta estirándolo al frente. —Vamos, sé que no hay una vela real, pero supongamos que hay una.— sonrió la pelinegra.— SunHee, YoungSoo, pidan un deseo.—

Los mencionados cerraron los ojos con fuerza para después tomarse de la mano y soplar las velas imaginarias, Byul-Yi sonrió abiertamente entregándoles la galleta partida a la mitad. — Es de mala suerte pero prometo no decirle a alguien, ¿que desearon pequeños?.— se acercó más a ellos en la cama algo -muy- desgastada; Moon ya sabia lo que ellos habían deseado, no por ser adivina o algo así, ella ya se hacía la idea y sabía que no estaba en lo erróneo.

— Que Appa Tae y Papa Gi vengan por nosotros.— susurraron los menores, la manera en la que lo decían fue tan seguro, y con un toque de profunda tristeza, los cachorros de ahora cinco años seguían sin soltar sus manos, como si eso fuese lo único que los mantuviese en pie, como si al soltarse ellos olvidarían todo; ambos se reconfortaban entre sí, pues al ver a YoungSoo podías apreciar la viva imagen de TaeHyung y al ver a SunHee, podías ver a YoonGi en ella, en el fondo esos pequeñines sabían ese dato y se conformaban al verse uno con otro, pues así el rostro de sus padres no se iría de sus cortas memorias.

Pero la verdad era, que se estaban olvidando de sus rostros.

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El Omega se veía en el espejo, su fleco casi le llegaba a los ojos, tomó es mechón y sin pensarlo mucho lo corto, los mechones cayeron en el lavabo, el cabello de TaeHyung aun mantenía un tono rubio pero bastante opaco y sus raíces castañas cada vez se veían más, pues comenzaba a desteñirse.

— Estoy igual a BaekHyun cuando estaba en preparatoria.— susurró mientras veía sus raíces, soltó un fuerte suspiro recargando sus manos en el lavabo agachando la cabeza, ¿cuánto tiempo había pasado? No lo sabía, de lo único que era consciente es que hoy sus cachorros cumplían cinco años de haber venido al mundo ¿y dónde estaban ellos? Oh sí, lejos...

TaeHyung se separó del lavaba hasta pegar su espalda en la pared y se deslizó lentamente por ella, quedando sentado en el frío suelo de la habitación de baño, pasó bruscamente sus manos por sus castaños ojos, limpiándose las lágrimas que empezaban a salir; aventó una botella de shampoo dándole justo al cristal del espejo que estaba enfrente, poco le importó el ruido que causó, y que los pedazos de éste saliesen esparcidos por todos lados, él sólo lloraba mientras abrazaba su vientre con fuerza, ¿Qué tan difícil era recuperar a sus hijos cuando ya los tuvo una vez tan cerca? Si tan sólo ese día el no se hubiese ido de la casa... Pero el hubiera no existe, y lamentablemente TaeHyung sabia eso a la perfección.

— Te mataré... Zico...— gruñó el pequeño Omega que apretaba con fuerza la sudadera que traía puesta. — Lo juró, te haré pagar por lo que me arrebataste.— enrolló sus rodillas y las abrazó tratando de buscar algún consuelo, YoonGi no estaba en el hotel, había salido en cuanto el sol salió, dejando una pequeña nota que decía.

«No te preocupes si no me ves al despertar, prometo llegar antes TaeHyung, y prometo llegar con alguna buena noticia. Te amo, no lo olvides. -MYG»

El Omega se levantó de su lugar con dificultad caminó hacia la puerta hasta llegar a su cuarto en donde se tiró a la cana sin ánimos de nada, abrazó la almohada y entre murmuros, mirando hacia la ventana la llamó.

— Abuela... Por favor, cuidalos.— y cerró sus ojos en cuanto una brisa fresca golpeó con su cuerpo, la ventana se abrió ligeramente moviendo las cortinas pero TaeHyung no se percató de aquello, tampoco de la mano que acariciaba sus algo maltratados mechones, en su mente creyendo que se trataba del aire de aquella fría mañana.

+La familia del Gangster+ [YoonTae] BOOK 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora