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L I L I;
Estaba atenta a los movimientos de mí novio. Su histeria lo consumaba.
—Es un hijo de toda su re putísima ...
No lo dejé terminar, pues es una ofensa grave para su progenitora.
—Cole, cuidado con lo que dices. Es tú madre también—. Frunció su ceño y mordió la parte interna de su mejilla.
Bárbara entró a la habitación sonriendo.
—Hola chicos, ¿Han visto a Dylan?
Negué por ambos, evitando que su gemelo diga algo inapropiado de su hermano, pero no fue suficiente.
—¿Enserio quieres saber?—. Cuestionó monótono y ella asintió confundida.
Mí pelinegro se levantó y la jaló sin perder tiempo. Sé que está mal no detenerlo, pero ella no merece que le hagan esto. No de nuevo.
—Primero, antes que nada debes saber algo. Te amamos Bárbara, con nuestra alma. Eres como una hermana para mí, y por eso hago esto.
Nos adentramos en su WB. Condució rápido pero seguro. Sus manos temblorosas, no lograban aferrarse bien al volante.
Se detuvo en Nando's. Por supuesto, ella aún se miraba desconcertada.
Sus ojos se cristalizaron en cuestión de segundos. Dylan le devoraba los labios a Kiara. Maldita zorra no evolucionada.
Cole, tan sorprendido como yo, pareció recordar el acuerdo con su gemelo. Salió hecho fuego del vehículo, dejandonos asustadas.
Rápidamente nosotras también actuamos y fuimos detrás de él.
En cuanto estábamos por llegar, el pelinegro soltó un gancho izquierdo hacía su víctima.
—Eres un hijo de perra—. Un alarido brutal salió por la garganta de mí novio, dejándome pasmada por milésima vez en el día.
Siguió con su propósito, uno, dos, tres, cuatro golpes. Parecía no cansarse hasta que Bárbara intervino.
—¡Cole, basta!—. Chilló, jalando de su brazo.
Ella estaba asustada, empapada en lágrimas, con el corazón roto. Él la miró por el rabillo de su hombro, intentando buscar un manera de que lo deje proseguir con la pelea, pero en vez de eso, se volteó y la abrazó, aferrándose a su amistad de toda la vida.
—Bárbara yo...
Me puse frente a ellos, bloqueando sus posibilidades de entablar una conversación de nuevo.
—Aléjate de ella—. Mascullé con todo el odio del mundo.
—Cierra la boca Reinhart, no es tú problema.
Cole se separó de la castaña y se posó a mí lado de forma gatuna.
—Cuida tus palabras. Te quiero lejos de mí, de ella y de cualquier cosa que te regrese a Bárbara. ¿Entendido?-. Espetó aún con la ira corriendo por sus venas.—Te pregunté algo, Dylan. ¿Entendiste?—. Lo miró directamente a los ojos, intimidandolo.
—Lo siento—. Susurró con voz entrecortada.
B mantenía su mirada directo al piso.
—Puedes quedarte con el apartamento, regresaré a casa de mí madre.
Sin más que decir, dió la media vuelta hasta el auto.
—Adiós, hermanito.
Canturreó Cole con asco y una sonrisa cínica.
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Barbarapalvin Ahora más que nunca me pregunto si soy suficiente para alguien.
