Amnesia ( Libro 2 de "La Elegida")

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De pronto te percatas, las personas en el salón de baile, todas tienen una sonrisa sólida pintada en sus rostros, ojos de vidrio y piel de porcelana, lo único real en todos es el cabello que parece que fue recolectado desde el cuero cabelludo de una persona real, arrancado bruscamente y luego cosido en la cabeza de esos muñecos.

Ninguno está bailando, ninguno está riendo, solo era tu imaginación, lo único que alcanzas a distinguir que sale de los pequeños orificios que tienen por boca son susurros. Entre los susurros escuchas tu nombre una y otra vez, lo demás es inalcanzable de oír.

Están parados en una pose de baile, una diferente cada uno, sobre pedestales que los hacen girar, llevándolos lentamente por toda la habitación.

— me permites un baile?— una voz conocida dice detrás de ti en un tono suave.

Volteas para toparte con los amables ojos ámbar y una sonrisa amigable de un hombre más alto que tu. Su presencia te brinda tanta confianza y tranquilidad que aceptas el baile asintiendo con la cabeza levemente y extendiendo tu mano hacia el.

El la toma con delicadeza y te jala al centro del salón de baile, pegándote a su pecho mientras no deja de verte a los ojos, más tú evitas su mirada, vigilando que tus pies no pisen los suyos. El sonríe levemente, extrañando esa sensación de calor que tu cuerpo brinda a el, una que el no puede darte ya que su cuerpo es más frío que una noche de invierno, ¿que se puede decir? Lleva medio muerto unas centenas de años.

— ¿recuerdas quien soy?— te dice al oído casi en susurro.

Lo miras sin saber que decir, no lo recuerdas, no del todo. Sabes que lo conoces, pero su nombre no viene a tu cabeza al igual que las memorias sobre el.

— n-no... lo siento mucho...— dices apartando la mirada de nuevo.

Pareciera que pudieras sentir su ceño fruncido mientras que su cabello caoba se torna blanco...