Pérdida.

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Esa noche todo el mundo se fué de fiesta a celebrar que su época de escuela había concluído ya. Todos entregaron sus trabajos finales, sus tésis y demás cosas que los tenía aferrados a la escuela.

Tan solo tendrían que esperar un mes para tener en sus manos su título y su merecida fiesta  de graduación. Ahora solo era opcional ir a la escuela, ahora solo era vivir de fiesta para festejar.

•••

Él se encontraba a la orilla de la cama fumando un cigarrillo el cual de poco en poco iba haciendose más pequeño.

A su lado, al otro extremo de la cama, se encontraba ella completamente hecha un desastre.

Mikasa estaba envuelta en esa sábana que ocultaba sus piernas y cadera. Esta estaba en posición fetal mientras gimoteaba y temblaba.

-Deja de llorar Mikasa, ni siquiera te lo hice tan fuerte.- volvió a inhalar el cigarro y nuevamente expulsó el humo. -¿No era lo que querías?

A decir verdad, la azabache imaginaba que su primera vez iba a ser especial, con alguien que le diría mil veces que la amaba, llena de caricias y mil besos llenos de amor. Que la tratarían con delicadeza y la abrazarían cuando terminaran.

Pero fué todo lo que ella no quería.
Acababan de salir de una fiesta, ambos estaban poco tomados, en especial Eren.
Él ya no quería rogarle más a la chica, por lo que la tomó al llegar al departamento del chico, sin delicadeza alguna.

Por más que ella le dijera que parara él no lo hizo. No le importó no lubricarla bien, ni usar condón, ni la sangre que salía de la vagina de esta, ni sus lágrimas del dolor, ni tampoco que haya eyaculádo dentro de su útero.

-Deja de molestar...- apagó el cigarro en el cenicero de cerámica y se levantó de la cama. -Tomas un baño rápido, saldré con los chicos y cuando vuelva espero que te hayas marchado.

El castaño se apresuró a cambiarse y salir de su departamento. No se dignó a mirarla ni por un momento, al fin y al cabo, ya había conseguido lo que quería de su novia.

Mikasa permaneció unos minutos más en la cama, llorando por el como había perdido su virginidad. Ella amaba a Eren, o eso creía. Empezaba a cuestionarse, el le decía lo mismo, pero no lo sentía de la misma manera en la que ella se lo decía.

Aún temblorosa, se trató de sentar en la cama, al hacerlo, sintió un dolor y ardor terrible. Al tratar de pararse cayó al suelo, sus piernas le fallaban.

Intentó de nuevo y con el dolor del mundo se paró frente al espejo de cuerpo completo para verse. Pudo visualizar los moretones, rasguños, mordidas  y chupetones que tenía en el cuello, muslos y pechos.

-Maldición... ¿Por qué lo hice? ¿Por... qué?

En ese instante, sintió un ardor en su parte baja, así, pudo ver que de su vagina salía semen combinado con la sangre de tan fuerte que la habían penetrado.

-Hay no, debo bañarme rápido.

Se apresuró aún adolorida a bañarse, como el baño tenía tina la llenó a una temperatura agradable y se metió. Tomó el jabón y se lo pasó por el cuerpo.

No se dió cuenta de cuando comenzó a llorar, se sentía sucia, se sentía como una estúpida. Ya no sabía si amaba a su novio.

-Debí hacerles caso...

Ante esto, se refería a sus amigos. En especial Armin. Él conocía a Eren y a Mikasa de toda la vida, ella sienpre estuvo enamlrada de él y Armin era concie te de eso al igual que Eren. Pero este cambió cuando entraron a la secundaria, se volvió un patán con las chicas y solo usaba a Mikasa a su conveniencia.

En la preparatoria se hicieron novios, Mikasa se sentía realmente felíz, pero Armin no.
Eren la utilizaba, a veces la hacía tomar de más para abusar de ella, cosa que el rubio no permitía, llevandocela de allí junto con Ymir.

Sasha e Historia le rogaban para que terminara con él. Pero Mikasa estaba ciega de amor.


•••


-¡Hasta que llegas! Estabamos preocupadas por ti.- exclamó una castaña pecosa de cabello corto.

-¿En dónde estabas? Te llamé mil veces, Sasha no pudo aguantar tanto y se quedó dormida.- Esta vez era una rubia preocupada.

-¿Al menos viste a Armin? Estaba angustiado buscandote.-

-Le llamaré para decirle que estas aquí.- La rubia buscó en sus contactos y le marcó.

La azabache apenas y les podía prestar atención a sus amigas. No expresaba nada y se sentía horrible.
Trataba de aguantar el llanto.

-¿Mikasa?- Ymir se acercó a ella y removió su aún húmedo cabello. -¿Qué pasó? ¿Qué...

La más alta notó las marcas que inútilmente la azabache trataba de ocultar. Eso hizo preocupar a Historia quíen acababa de colgar con Armin.

-¿Qué te hizo ese bastardo?

-Ymir... Armin ya viene para acá.

-Me... Acosté con él...- agachó la cabeza.

Las otras dos se callaron de golpe para luego ver a una Mikasa llorando, con una mueca de dolor apretando la tela de su blusa en dónde estaba su pecho.

-Eres una estú...

-¡Ymir!- interrumpió molesta la rubia -¿No vez cómo esta ella? Ahora no es momento de juzgarla, debemos apoyarla. - la rubia condujo a Mikasa hacía el sillon de su apartamento, el cual, compartía con Sasha.

-No... Ymir tiene razón... Soy una estúpida, una ciega.- la miró aún llorando, Historia se sintió triste por ella, sacó un pañuelo de su bolsa y limpió las lágrimas de su amiga.

-¿Qué fué lo que pasó?

-Ya es tarde... Es la 1:00 de la mañana, deben irse a dormir.- trató de justificar la azabache.

-No nos irémos de aquí hasta que nos cuentes todo Ackerman ¿Cierto Historia?- miró a la rubia.

-De esa manera sabrémos como ayudarte Mikasa..

Mikasa no tuvo de otra más que contarles todo lo que pasó. Ymir no se iba a marchar  a su departamento que compartía con Historia, el cual estaba justamente a lado del de ellas, si no escuchaba todo con lujo de detalle.
Historia solo se limitó a guardar silencio y escuchar a su amiga mientras aún lloraba.


•••


A la mañana siguiente amaneció en su cama. Ella desearía que esos 10 segundos en los que te levantabas y no sabes quíen eres o que haces existiendo, duraran para siempre.

Se incorporó y se recargó en la pared, viendo hacia la ventana, pensado la forma en la cual le diría a Armin si es que lo llega a ver.

El día de hoy, Mikasa estaba hecha un manojo de emociones. Todas ellas de manera no positiva.

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