3. Fuego

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Capitulo 3: Fuego

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Al frente mío, y muy cerca, los dedos de la dueña de la voz que hace unos segundos dejó de hablar, se encendieron en fuego, iluminando casi todo el sótano. Sus dedos estaban tan cerca de mi rostro, que verlos envueltos en fuego era tan jodidamente anormal.

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―Shh, no te voy a hacer nada. Ya tengo siete años teniendo al fuego como elemento. Puedo dominarlo muy bien.

Alcé los ojos, temerosa, observando a la chica en frente mío.

Era hermosa. Su cabello era de un rubio platinado, tan claro que se asemejaba al plateado. Era ondulado y lo tenía sujeto con dos coletas altas a cada lado de su cabeza. Un cerquillo recto y ordenado cubría su frente, sin tapar sus ojos asiáticos, que eran de un color gris claro.

Los ojos asiáticos me tienen harta.

Ella me observaba directamente a los ojos. Lucía sorprendida.

―No lo puedo creer...

Sus ojos se llenaron de lágrimas. Ahogué un grito al notarlo.

―¡Has crecido tanto! ¡Estás tan hermosa! -gritó eufórica.

Hizo ademán por abrazarme, pero al ver que yo observaba atemorizada sus ardientes dedos ella soltó una risa nerviosa antes de apagar una de sus manos (Que raro suena eso.) y sacar una vela de su bolsillo. Acercó un dedo envuelto en fuego a la vela y con eso bastó para crear una luz tenue que lograba iluminar a duras penas mi rostro y el de ella. Sus ojos grises se veían cafés bajo la iluminación.

Ahora sí, me abrazó, tan fuerte que pensé que me quedaba sin respiración.

―Estas tan linda, Hannon―chan―murmuró, separándose para verme a los ojos.―. Tus ojos siguen iguales. Esos pozos que parecen ser oro líquido.

Tuve que parpadear muchas veces para asimilar todo lo que estaba pasando. Sin embargo, pareció no ser suficiente, porque mi boca se movió por si sola:

―¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo lograste entrar? ¿Cómo rayos puedes prender tus dedos en fuego? ¿Cómo eso es humanamente posible? ¿¡Cómo sabes mi nom―!?―pregunté, pero fui interrumpida cuando ella me puso una mano en la boca.

―Te voy a responder, pero no hagas tantas preguntas que luego no me las acuerdo.

Por alguna extraña razón, me sentía familiar con esto. No sé porque. Era tan raro.

Ella sonrío de oreja a oreja.

―Como ya dije, mi nombre es Mirai Fuyamoto. Soy una chica de diecinueve años. Logré entrar porque sencillamente pude. Mis dedos se prenden en fuego porque soy un Tsuin. Es posible, mira, soy humana. Se tu nombre porque te conozco, Hannon―chan.

Me controlé a mí misma para no abrir mi boca de par en par. ¿Qué es lo había dicho? ¿Qué era un Tsuin? ¡Conocí a dos Tsuin en un día!

Y sabe nuestro nombre, que desconcertante, murmuró la vocecita. Eso es de acosadores.

―No sabía que los Tsuin podían controlar el fuego.―murmuré, incrédula.

―No todos pueden, es una larga historia. Solo los Tsuin que han logrado encontrar su alma gemela desbloquean el poder de un elemento. Yo lo he logrado.

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