Esta historia tiene lugar muchísimos siglos atrás. En tierras mediterráneas durante una época dorada en la cual los dioses gobernaban con benevolencia sobre quienes mostraran devoción e hicieran sacrificios dignos. Sin embargo de la manera en que eran venerados, también podían ser increíblemente temidos cuando hacían que la furia los llevara a intervenir con crueldad en las vidas de los individuos de la raza humana.
De ahí que hubieran múltiples interacciones entre los inmortales y los mortales. Relaciones de fraternidad, odio e incluso de amor.
Amores colmados de tanta pasión, deseo y erotismo que parecerían de lo más mundano ante su eterna perfección y divinidad. Sin embargo hubo uno que sumado a lo anteriormente mencionado fue uno de los más puros y sinceros que pudo existir.
Continuando el relato, una de las polis más devotas a los dioses era Anatolia, de ahí toda su prosperidad y riqueza. Gozaba de fértiles tierras tanto montañosas como bañadas por las azules agua del mar Mediterráneo, una cultura rica en arte y conocimiento y los templos más bellos.
Sobre estas tierras gobernaba una reina con mano benevolente y justa, amada por sus ciudadanos. Sin embargo lo que más destacaba en aquel territorio era su único hijo, el cual recibía el nombre de Izuku.
El príncipe era un joven de una belleza sin igual, a tal grado que no habían palabras en el lenguaje humano que pudieran referirse a ella. Sus ojos verdes brillaban cual piedras preciosas y las hebras de su cabello, las cuales usualmente eran adornadas con coronas de oro dignas de la realeza, se parecían a las hojas de los laureles. Su figura se asemejaba a la de las inmaculadas esculturas de mármol, con sus músculos armoniosamente acentuados y piel tersa. Pero de sus muchos atributos físicos de los que más resaltaban eran las pecas que componían sus mejillas como constelaciones y su sonrisa colmada de alegría que podía quitarle el aliento a cualquiera.
En su caso no era mito el hecho de que un cuerpo hermoso también era señal de una mente hermosa, pues Izuku era poseedor de una impresionante inteligencia digna de admirar por cualquier intelectual o filósofo de la época. Sin embargo el muchacho disfrutaba de ayudar y pasar la mayor cantidad de su tiempo en el templo del Dios supremo Zeus o, como a él le gustaba denominarlo debido a su omnipotencia, All might.
Al pasar sus tardes realizando actividades o simplemente haciendo sonar melodías en su Lira dentro del templo, pretendientes tanto mujeres como hombres iban a embelesarse por su belleza. Esto incluía ciudadanos y a extranjeros por igual que hasta llegaban a etiquetarlo como la perfecta personificación masculina de Afrodita.
Así era como el templo de All might se llenaba completamente de gente que viajaba por días solo para ver al príncipe de cerca y, motivados por él, dejaban su ofrenda al dios. Esto provocó que los templos de los demás dioses fueran menos concurridos con el paso del tiempo.
Esto no es que fuera mucho del agrado de los residentes del Olimpo.
En especial de Endeavour, dios de la guerra, quien estaba que echaba llamas por la cólera al notar que su templo ahora se hallaba vacío, sin ofrendas ni gente que le dedicara plegarias. Su furia se recrudeció al enterarse que la causa de que los humanos no frecuentaran su templo era el joven Izuku, el cual atraía más gente al templo de All might con su atractivo.
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~Más allá de la inmortalidad~ (Tododeku)
FanfictionIzuku era un joven príncipe y uno de los mortales que más devoción mostraba hacia los dioses. Sin embargo corrió el irónico infortunio de ser poseedor de una belleza sobrehumana, provocando la ira de uno de ellos y haciendo que fuera sentenciado a u...