Capitulo 4: Débil flor de los jardines del Edén

125 5 1
                                    

Una vez a la semana salía correr. Dos veces a la semana Voley, aparte de las estúpidas e ineccesarias actividades escolares. Y es que a mi me gusta trabajar duro y comer como una vaca, y para mantenerse en forma estando en mi situación, hay que hacer algo al respecto.

Asi que en la mañana de ese horrible domingo, decidí ir a inspeccionar el gimnasio que habia visto en la desagradable salida con Miss Primavera. No tuve que esforzarme demasiado, la cosa difícil era molestar al Señor de la mansión, en cambio la más blandengue y tendiente a ceder, era la señora Bradbury. Supongo que me consideraba como una pobre campesina de ese país mediocre que August había mencionado.

Malditos Ingleses que se creen superiores. Alguien va a tener que encargarse de su nube de ego... Adivinen quien... Sip, eeesta chica.

— Querida mía — En esos momentos solo quería gritarle que no era querida y menos suya. Estaba de mal humor — No puedo dejarte ahí sola enfrente de todos, en un mundo totalmente desconocido. En el medio de las interminables calles — Esta discusión ya comenzaba a estresarme — Deja que Clinton te acompañe.

El bigoton, que en realidad si tenia bigote, estaba parado como estatua sin omitir opinión. La verdad admiraba su trabajo, aguantar a los Locos Adams todos los santos días debe ser duro. Lo compadecía... O algo parecido a eso.

— Es que... — Ya se me habían acabado las excusas. Eso era raro. Hasta que algo surgió — Clinton seguro debe tener cosas muchas más importantes de las cuales encargarse — Sonrei forzadamente mirando al canoso con la esperanza de que tal vez me apoyara.

Nada.

— No hay otra cosa más importante que la familia — Mencionó ella. En ese momento me agarro algo asi como una asquerosa arcada. Autocontrol Axia, autocontrol — No se discute más. Clinton por favor, preparese para acompañar a la señorita Cross.

— Si señora Bradbury. Enseguida — Afirmó rotundamente.

Maldita subordinación.

Este dia definitivamente no iba a ser agradable, o cualquier cosa que derive de esa palabra.

×××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××××

Asi que ahí estabamos, el a eso de 3 pasos de distancia y yo con mi capucha caminando sin dirección. No tenía idea de donde podia encontrar el gimnasio y no pensaba preguntarle, me sentia traicionada, o tal vez el mal humor se me estaba subiendo a la cabeza ¿Quien sabe?

Mierda, ¿Dónde era ese lugar? Tampoco era como si tuviera una excelente memoria para recordarlo.

Doble en una esquina y el enorme edificio se posicionó en mi vista, como si en realidad hubiera escuchado mis quejas. Las luces azules me lastimaron los ojos y con una mano tapando la luz avance hacia mi destino.

No era mi estilo, ni mi idea de gimanasio, pero no estaba dispuesta a seguir caminando con un guardaespaldas por detrás. Asi que simplemente camine hacia las puertas corredizas dejando que el olor a sudor y transpiración me invadiera.

Afortunadamente el bigoton, digo, Clinton, se quedo esperando en la puerta, mientras sentia que me metía directamente en la boca del lobo.

Las bolsas de kick boxing, los trofeos de karate y los guantes de boxeo me daban la impresión de que este lugar era algo personalizado para personas con exceso de músculo y poco cerebro. Mi hipótesis se confirmó ni bien vi al inflado, hinchado y voluptuoso recepcionista que, por el tamaño de sus pectorales, apenas podía verle la cara...

— Ejem, ejem — Tosi tratando de llamar la atención haciendo que Brutus, ya lo habia bautizado con ese nombre, dejará la pesa que tenía en su mano izquierda y me mirara con desprecio. 

BAD GIRLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora