Capítulo 2 : Londres

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Los colores pastel invadieron mi visión. Alfombras de color rojo con detalle en dorado, muebles de antigüedad, espejos de oro y reliquias lustradas a la perfección. Si pudiera sonar una canción típica de la realeza juro que lo haría.

Esta casa me daba ganas de vomitar boletos de regreso a Argentina ¿Podía ser más asquerosa esta familia?

Si. Si podía

Un pequeño y peludo engendro de la especie canina se acercó a lametar mis pies, saltanto y ladrando incesantemente. Lo corrí levemente con mi pierna, a lo que el aullo de dolor, haciendo que la mitad de los ingleses saliera a su socorro.

Esta cosa tan preciada era un Scottish Terrier color negro azabache, ojos profundamente marrones, y pelaje cortado a la perfección con un olor repulsivo a canela. Obviamente la cosa que ellos llamaron "Geoff", genial nombre para un perro de su tamaño, debutaba en su mejor actuación haciendo que ellos se preocuparan más de lo necesario.

Solo lo había corrido con pie,  ¡Qué gran escandalo Dios! No me quiero imaginar lo que harán cuando la guerra empiece realmente.

Ellos lanzaron puñaladas de violentas dagas con sus ojos, yo solo me encoji de hombros, mirando nuevamente mi celular, este marcaba las 22 horas. Mierda los viajes en avión si que te quitaban tiempo,  y por supuesto, ahora que tenía señal, podía ver las treinta llamadas perdidas de mi madre. Creo que ella no entiende la idea de que a mil metros de altura, no hay recepción. En fin, luego la llamaría, unas horas más de sufrimiento no le vendrían mal.

Mis valijas fueron tomadas por el mayordomo que había abierto la puerta, y transportadas a través de las escaleras hasta un extenso, y largo pasillo. Pasamos alrededor de 10 puertas, hasta que llegamos al final en donde se encontraba mi cuarto.

— Cualquier cosa que necesite, señorita Cross, no dude en hacermelo saber. En este momento me encuentro en el habitación número nueve, justo por esa puerta. — Me señalo el bigotudo, retirándose, no sin antes hacer una pequeña reverecia como despedida.

Wow, si que me va a costar adaptarme a este lugar. En mi famila todos eran "conservadores de tradiciones", por lo tanto cada miembro ayudaba con los diversos quehaceres domésticos, si bien teniamos dinero para contratar a personas que lo hicieran, preferiamos finjir que eramos humildes. A mi no me molestaba en absoluto, una de las cosas por las que menos peleabamos era el orden y la limpieza.

Ahora encontranadome aquí, era algo un poco diferente, mi "nuevo hogar" era muy sofisticado para mi gusto, incluyendo el lugar donde dormiría.

Un pequeño escalón, casi me hace tropezar mientras avanzaba hacia el somier de dos plazas revestido con acolchados florales, este estaba en un pequeño desnivel junto con mesitas de luz a ambos lados, y sillones en los costados más alejados. En la parte superior se encontraba un amplio escritorio blanco con una Mac apoyada sobre el, un televisor de treinta y dos pulgadas empotrado en la pared, junto a la puerta que contaba con el enorme vestidor. La entrada lateral que se encontraba dentro, daba al cuarto de baño con una bañera dorada y una ducha con mamparas transparentes.

Como dije, era demasiado para mí, el empapelado rayado color rosa, las cortinas blancas de terciopelo, los enormes ventanales que daban al balcón, todo era demasiado.

Tiré de las valijas sin compasión alguna, haciendo que los pisos de parqué se dañaran con las ruedas. Comencé a sacar mi ropa ordenada por filas según las estaciones del año.

Fue entonces cuando la puerta se abrió, y una pequeña niña de despeinados rulos, me sorprendió con un abrazo. Pensé que los ingleses eran fríos, era la única ventaja que encontraba en ellos. Creo que saqué conclusiones apresuradas al ahora tener a esta cosa apretujandome, sacándome mi espacio personal, y mi aire.

BAD GIRLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora