Capítulo 28

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Clover.

Tres meses.

Tres meses exactos han pasado desde que decidí, de alguna manera, seducir a Amélie.

Tres meses desde que ella afirmó que mis encantos no funcionarían.

Tres meses desde que descubrí que estaba obsesionado con ella, y tres meses, en los que mi obsesión crecía más y más. Poco a poco, iba recolectando información de ella, quedando bastante sorprendido; resulta que mi pequeña pelirroja no era tan cuerda como pensaba. O al menos no, cuando vivía en Coldwell. Al menos ya sé hasta qué punto puedo avanzar, sobre qué temas puedo hablar y los que no.

Hoy, era un día extrañamente increíble. Son al rededor de las 04:00 p.m, domingo, y Amélie está sentada en la silla de mi escritorio, con unos shorts rosados que le quedan de muerte, y una camiseta gris, la que normalmente usa para dormir, y la que entumece mis sentidos. Revisa una pila de libros que tomó hace media hora de al lado de mi cama, yo la miro, desde el alféizar, sus ojos azules pasan las páginas con rapidez, está concentrada, y se ve hermosa.

—Mañana irás al instituto, ¿verdad? —Pregunta, sin despegar su vista de las páginas amarillas del libro.

—Sí. —Respondo, y le lanzo otra pregunta— ¿Cómo hiciste para que te dejaran salir todo el día? Llevas aquí desde las 08:00 a.m.

Ella sonríe.

—Mália está muy feliz con su nuevo "trabajo" —Hace comillas con sus dedos—. Entonces, salimos juntas, con la excusa de que pasaríamos parte de la mañana en el centro comercial, y parte de la tarde en el parque de diversiones con Ángeles y Adair. En realidad, Ángeles sí está con Mália en esa cafetería, y Adair está aquí, conmigo, o bueno, en la misma casa que yo así que...

Yo río, y niego, pero no digo más nada.

Mi mirada queda esparcida en la nada de la calle, mis pensamientos comienzan a hacerse presente, inevitablemente.

¿En qué momento atacará Kenna? ¿Sabré el momento exacto? ¿Podré proteger a Adair? ¿Y a Amélie? ¿Sabrá de la existencia de Amélie? ¿Pensará, tal vez, que aún sigo en el orfanato? No lo creo, y si es así, tarde o temprano se dará cuenta que ya no estoy allá. Debería pasarme un tiempo en Mashville, o en Garoha. No, Garoha no. Es muy peligroso. ¿Anvard? Tampoco... Gareth está allá y de seguro buscan su cabeza también.

Me obligo a caer de vuelta en la realidad cuando siento un peso incómodo en mi cuello, cuando me giro, los ojos de Amélie me miran muy fijamente.

—¿Porqué me miras así? —Pregunto, burlón.

—Me gusta mirarte. —Responde ella, con simpleza.

Yo bufo—: Psicópata.

Ella ríe, y me contagia con su dulzura.

No puede ser...

Repentinamente, se torna seria. Sus ojos se oscurecen y se tira de largo a largo en la cama, con los brazos extendidos y la mata roja de cabello encima de la almohada.

—Me gustas. —Suelta, así, de repente.

Me levanto del alféizar, sonriendo, aún sin creer lo que está diciendo.

—Te gusto... —Repito, ladino.

—Sí —Asiente—. Siento que voy a enloquecer. Debes tener en cuenta que hay cosas de mi que aún no conoces y me asusta...

—Conozco más de ti de lo que eres capaz de comprender, Amélie. —Confieso, y ella se afirma en sus codos para mirarme.

—No, no es así. —Se sienta— Crees, que conoces todo sobre mi. Pero no es así.

CLOVER © [S.S #03].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora