A veces pensamos que después de la tormenta llega la calma, pero realmente es todo una mentira para que bajemos la guardia y la ostia siguiente sea más fuerte y dolorosa que la anterior.
Eso es precisamente lo que Azael ha sentido al volver a Azahara; la mayor ostia que se había llevado es por una chica, y no una chica cualquiera, ha sido por la chica que ha conseguido derribarle con tan solo un golpe... uno de los golpes que más marcado le ha dejado, y no físicamente.
- Hermano deja de estar en las nubes, tenemos que hablar con la directora. - dice Brooke, la melliza de Azael.
- Hermana. - dice Azael recalcando el apelativo por el que acaba de llamarle su hermana. - Relájate, siento tus nervios desde esta mañana y la verdad es que son bastante incómodos.
- Perdona, es que he oído tantas cosas sobre Julianne... Ha hecho mucho por este Instituto, y no se si estaré a la altura. - dice ilusionada.
- Cómo no va a estarla parabatai de Azael a la altura. - dice segura. - Hola Azael.
Dentro del despacho de Julianne, Brooke y Azael le explicaron a esta la situación por la que su familia estaba pasando en China, y la decisión que éstos habían tomado de alejar a Brooke por un tiempo hasta que todo se calmase. Obviamente a Julianne le pareció una idea fantástica y les dejó claro que ella no tenía ningún problema en que Brooke formase parte del equipo. Inmediatamente después, Julianne hizo llamar a Ángel para que este le enseñase a la nueva shadowhunter del Instituto las instalaciones, y así poder hablar con Azael a solas.
- Me alegra tenerte de vuelta Azael.
- Me alegra estar de vuelta, aunque los motivos no son buenos. - dice serio. - ¿Cómo... cómo ha estado Azahara?
- Bien, aunque está muy cabreada contigo, dice que eres un cobarde. - el semblante de Azael no cambia, pero en sus ojos se aprecia tristeza. - Veo que saber por qué mi hija piensa eso de ti.
- Sí, y la verdad es que tiene razón. Pero tenía que averiguar qué siento realmente... por ella. - dice avergonzado. - Creo... creo que la quiero Julianne.
- ¿Lo tienes realmente claro? Porque ella te odia Azael, y no creo que su opinión vaya a cambiar porque le digas que la quieres. - dice convencida y a la vez apenada.
- Sí, quiero a tu hija más que a nada. - dice totalmente convencido.
La confesión de Azael no pilló por sorpresa a Julianne, debido a que ella había experimentado algo parecido con su ahora ex-marido, ella solo espera que su hija no tenga que pasar por lo mismo que ella.
- ¡¿Qué cojones acabas de decir?! - dice entrando furiosa al despacho de su madre. - Azael contesta.
- Yo... te quiero Azahara. Te quiero tanto que duele. - dice sincero.
- Hubiera sido mejor que no volvieras. - le da un puñetazo a Azael que lo hace sangrar. - Vete al infierno. - dicho esto se va del despacho.
- Creo que va a odiarte más a partir de ahora. - dice a Azael, que ya ha activado su runa de curación. - Azahara viene a entrenar por las tardes, por si quieres venir mientras está en la universidad.
- ¿A la universidad? - dice curioso.
- Cosas de mundanos, sirve para aprender y conseguir... - Azael la interrumpe.
- Julianne se qué es la universidad, mi hermana también hace parte de vida mundana, aunque me parece ridículo.
- Azahara, Jacob y tú hermana van a la universidad para hacer algo más con sus vidas. - en cuanto Julianne nombra a Jacob el semblante de Azael cambia por completo.
- Jacob... ¿ese va a la universidad? - dice riéndose. - ¿Y qué se supone qué está estudiando?
-Ingeniería informática, es compañero de Azahara. - dice seria.
- Compañero de Azahara... - repite pensativo. - ¡¡Ese cabrón!! - grita cabreado.
- No te voy a permitir que hables así de ninguno de tus compañeros - dice cabreada. - Si te vuelvo a oír hablar así, te suspenderé en las misiones. Y ahora vete. - dice seria.
- Sí directora. - dice y se marcha cerrando de un portazo.
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Yo No Pedí Conocerte
FantasiaTras el descubrimiento de la infidelidad de su padre, Azahara y su madre Julianne deciden mudarse a la ciudad de New York para comenzar una nueva vida lejos de las traiciones y enfrentamientos con la vida que tenían. Lo que ambas no saben, es que e...