Pov. Sabrina
Estaba durmiendo, pero de momento siento algo frío recorrer mi cuerpo. Abrí rápidamente los ojos y veo a mi tía. Estaba furiosa, antes de irse de mi cuarto me hizo señas para que me levantara y me largara de esta casa. Me di un baño rápido, me alisté con algo cómodo y sencillo.
Luego de eso, bajé a desayunar. Al terminar vi la hora, era súper tarde así que corrí hacia mi objetivo, la preparatoria. Estaba en mi último año de preparatoria, faltaban meses para que cumpliese los 18 años y poder irme de esa casa al fin. Al llegar, me dirigí directamente a mi aula y me senté al lado de mi mejor amiga, Susy.
Hola. - dije sonriente-
Llegaste tarde, de nuevo. - dice Susy mientras bufaba-
No te enojes, sabes la razón de por que llego tarde. -dije justificándome-
Bueno, pero deberías intentar llegar a un acuerdo con ella. - Decía mientras atendía a la profesora-
Ya lo intenté. -bufé y empecé a dibujar-
Después de ese pequeño regaño de parte de Susy, atendimos a todas las clases de la mañana, ya era nuestro tiempo libre así que fuimos a la cafetería. Agarramos nuestra comida y nos dirigimos a la mesa de la esquina, como siempre. Empezamos a comer pero en unos minutos se dejó notar en la multitud Natalia y sus gatas. Se dirigían hacia nosotras, le gustaba molestarnos.
Miren chicas, ¡son las raras!- nos mira con burla y asco. - ¿No deberían estar en un manicomio?
Deberías estar tú, pero en una perrera. -dije-
¿Cómo me has dicho imbécil? - se acerco amenazante-
Aparte de perra, sorda. -bufe- Vete antes de que te salga espuma por la boca. -dije burlándome de su expresión-
A mi no me das ordenes, maldita. - se acercó a mi con la intención de darme una bofetada, pero fui más rápida y le agarré la mano con fuerza, lastimándola-
Si no quieres que te quite tu belleza plástica del rostro mejor lárgate. -dije amenazante-
Dicho esto la solté bruscamente, sus amigas se acercaron rápido a mi pero ella las detuvo y se fue. Cuando me propuse sentarme, me di cuenta de que muchas personas nos habían rodeado, simplemente para ver el mini espectáculo que ella había empezado. Por otro lado me di cuenta que Susy jamás captó la presencia de Natalia y sus amigas, se notaba que estaba tan metida en sus historias de terror, a mi igual me gustan, pero cuando estoy con mis amigos y conocidos prefiero dejarlo de lado, no como Susy. En eso, la campana sonó avisándonos que las clases comenzaban nuevamente, así que le avisé a Susy y nos dirigimos a nuestra respectiva aula.
Pasamos lo que restaba de clases hablando, al menos yo, ya que Susy seguía en su mundo. De pronto sentí una mirada peculiar y tenebrosa, me sentía incómoda, miré por la ventana que estaba al lado mío y vi una sombra. Cerré los ojos y miré nuevamente, pero ya no estaba, quizás solo era el aburrimiento que sentía, o el cansancio. Después de las clases le propuse ir a una cafetería a Susy, ella aceptó. Llegamos a la cafetería, y nos sentamos, los dueños ya nos conocían y nos tenían un cariño especial. Pero de pronto Susy se levantó.
Debo irme, lo siento. Me acordé que tenía que hacer unas cosas. -decía Susy apenada y triste-
No te preocupes, hay mas oportunidades. Yo igual debería irme, así que no hay problema.
Ella se despidió de los dueños y luego se despidió de mí. Yo me quedé un buen rato haciendo tarea y leyendo historias. Al cabo de las 6:30 pm me despedí de los dueños de la cafetería y me dirigí a mi casa. No quería ir pero, no quería tener problemas. Sentí de nuevo esa mirada, me asusté y empecé a caminar rápido, incluso llego un momento en donde corrí. Al llegar a casa cerré la puerta rápido con seguro y me senté en el sofá. Cuando mi respiración volvió a la normalidad fui a la cocina a tomar agua. Vi una nota de mi tía, la cual decía que no venía en par de días, así que me sentía más aliviada aún. Hice mis deberes de la casa, me di un baño y me tiré en mi cama, quedando dormida al instante.
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Contigo.
HorrorSabrina Jones de 17 años, vive una vida normal, no tan mala como todos piensan.