III

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El baile estaba en pleno apogeo y todavía no lo he visto. Y créeme, no es alguien quien pasa por alto fácilmente con el peinado que tiene.

Apenas me di cuenta de la siguiente canción cuando empezó. Era con ritmo de jazz y muy pegadiza al principio, aunque puedo decir que es una canción lenta. Hay una introducción muy larga, y luego las palabras empezaron a hacer eco alrededor del gimnasio.

Parejas empezaron a ir juntos a la pista de baile, algunos moviéndose lado a lado a tiempo con el ritmo de la canción, otros difícilmente moviéndose y mejor decidieron hablar.

Viéndolos a todos, se veían tan felices, era como nosotros estábamos. No sé si nosotros vamos a estar así otra vez, felices y despreocupados. Después de decirle, no sé si las cosas serán las mismas. Puede que no me hable de nuevo, puede que me odie y por supuesto, no puedo culparlo. 

Entonces ahora estoy atorada parada junto a las gradas, dando vueltas en mi propia culpa y pena hasta que siento un pequeño dedo golpeteándome en el hombro. Volteándome, lo veo parado ahí, una gran sonrisa en su rostro y sus ojos amatista brillando.

Se ve muy guapo en su esmoquin, es agradable verlo en ello y no puedo evitar sonrojarme mientras lo veo. Se parece mucho a su otra mitad que es casi increíble que son dos personas diferentes. Dos...personas...diferentes. Yugi es mucho más gentil que el espíritu, mucho más comprensivo, y más cariñoso.

Dios, lo amo demasiado. Realmente no quiero perderlo.

-Te ves hermosa-comenta, sus mejillas pintándose de rosa.

Extiende su mano como una invitación de ir y bailar con él. Acepté indecisa, sabiendo que el momento que estuve temiendo más que a nada está acercándose lentamente.

No hablamos mientras bailamos, normalmente, él es quien siempre empieza una conversación, odia la calma del silencio. Nos movemos lentamente, mucho como el resto de los estudiantes bailando. Lo veo intentando de atrapar mi mirada, pero evitaba el contacto visual a propósito.

Después de unos momentos, su expresión cambia completamente. Para de moverse y mira al suelo ligeramente frunciendo el ceño en su rostro. Preocupada, le pregunto qué sucede. Levanta su mirada y toma la oportunidad de estudiar mis ojos y mis rasgos faciales.

Parpadea unas veces en una manera confusa y sus cejas fruncen y su mirada de saber se apodera en su rostro.

-Lo entiendo-susurra discretamente, mirándome fijamente y luego, al mismo tiempo parece mirar a través de mí. Sus ojos estaban brillantes, como si quisiera llorar, pero está conteniendo las lágrimas.

Y sé que lo descubrió.

Susurro negligenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora