Sospechas

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-¿Recuerdas algo?

Gaius observaba al menor de los caballeros quien estaba sentado en una silla frente a la chimenea de su respectiva habitación, apenas unas horas atrás creían muerto al chico y seguía sin poder creérselo que estuviese frente a sus ojos sin aparente rasguño. Lo había revisado y únicamente tenía marcas de la mordida pero parecían muy antiguas y estaban casi sanas, aún estaba pálido y algo desubicado pero lo importante era que regresó a Camelot.

-No mucho- murmuró el chico mientras observaba las llamas de la chimenea crespar –Recuerdo haber despertado en una de las zanjas del bosque, supongo que Morgana me dejó ahí pero luego...morir...no recuerdo nada más

-¿Gaius?- preguntó el rey mirando al galeno

-Esto es un milagro, mi señor, Mordred es un joven muy fuerte y al parecer una simple mordida no basta para derrotarlo- comentó el mencionado teniendo encima la mirada de Arturo y el druida –Creo que tu tiempo aun no ha terminado

El druida sonrió agradecido por lo que el mayor había dicho y este decidió dejarlos a solas, salió de ;a habitación del menor encontrándose con un Merlín recostado en la pared del frente y parecía estar pensativo por lo que acababa de suceder; creo que no solo él se encontraba en aquella forma, Gaius creía que algo más que fuerza de voluntad necesitó el chico para volver.

-No creo que Mordred diga toda la verdad- informó el mayor cuando entraron a las habitaciones de ambos

-¿Por qué lo dices?- cuestionó Merlín cerrando la puerta para que nadie llegase a escuchar

-Es obvio, nadie regresa de la muerte como si nada

-Sugieres que pudo haber sido Morgana la que lo regresó- susurró el hechicero y el contrario asintió

-Quiero que lo mantengas vigilado, puede que sea un caballero y nuestro amigo pero eso no quita el hecho de que tenga un destino diferente al de todos

Aquella noche Merlín no durmió por pensar en lo que sucedió con Mordred, él sabía lo que causaría el destino del druida sobre todo Camelot y tal vez el destino no se podía evitar; la muerte de Arturo era inminente. La única persona que sabría lo que sucedería era Faith, recordó cuando le mencionó que ella había llegado del futuro y seguramente sabría lo que depararía el futuro para el reino pero ella no se encontraba ahí...o tal vez...no lo creería posible pero era una posibilidad.

A la mañana siguiente el joven estaba despierto y listo para comenzar el día desde antes que el sol se asomara, tenía una amplia sonrisa en su rostro que extraño a más de uno haciéndolos pensar que algo andaba mal con aquel sirviente. Arturo y Gwen se sorprendieron de verlo en su habitación haciendo sus quehaceres desde antes que lo llamasen, el rubio miró a su esposa quien simplemente levantó los hombros restándole importancia y salió de la habitación dejándolos.

-Me alegra que no andes de vago pero estar aquí tan temprano me hace pensar que algo pasa

-No sucede nada, solo quiero que todo este limpio- se excusó el pelinegro agarrando la ropa sucia que había en el piso -¿Has visto a Mordred? Tengo que hablar con él

-Debe estar en su habitación, le he dicho que no vaya a entrenar por orden de Gaius- dijo el rey mientras se colocaba la camisa y observó a su sirviente con una ceja alzada -¿Por qué lo buscas? Si se puede saber

-Oh, es que Gaius me ha encargado de darle un remedio para que recobre sus fuerzas- mintió con una media sonrisa convenciendo a Arturo de lo que había dicho

Con la ropa en manos Merlín salió de la habitación caminando por el pasillo para ir en busca del druida, tenía un par de horas para que Arturo se creyera la pequeña mentira y lo siguiera así se apresuró a llegar a los aposentos del joven caballero. Al llegar tocó la puerta y desde adentro se escuchó la voz del chico.

Pasando el tiempo en otra épocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora