capitulo 3

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La montaña de papeles no se hacia esperar, reclamando la atención inmediata de aquel pelirrojo. Contratos, tratados, invitaciones, llamados a conferencia, y la lista de trabajo aun seguía sin intenciones de parar de crecer.

El trabajo era interminable, desde ese día no había podido concentrarse totalmente, le dolía la cabeza de tan sólo recordar los orbes celestes que incluso opacaban la belleza del mismo cielo.

Dejo el papeleo de lado y suspiro con cansancio, quitándose los lentes en el proceso, si seguía así su rendimiento se vería afectado.

Unos suaves golpes en la puerta hicieron que saliera de sus pensamientos, ya sabía quien era, tan sólo esperaba que no fuera aun más trabajo del que tenía. Aunque eso fuera prácticamente imposible.

-"_Adelante Claudia_."- hablo con voz autoritaria para asi accederle el paso a su secretaria.

-"_disculpe señor Akabane, pero le ha llegado está carta_."- la joven se acercó a el susodicho con paso lento y con un gran rubor en las mejillas le entregó la carta, le gustaba su jefe, pero sabía que era un amor imposible.

-"_gracias, ya puedes retirarte_."- su tono de indiferencia le dolía a la pobre joven, que miró por unos segundos hacia la ventana, pensando en aquel hermoso día en que su vida cambio por completo.

-"_compermiso señor_."- sin más que decir salio de la oficina de Akabane.

Este ultimo se disponía a guardar la carta, más tarde la leería, en ese momento, ese instante sólo quería recordar los viejos tiempos con su gran amigo Nagisa.

_-"desapareci porque me cansé de fingir, de fingir que realmente estaba conforme con mi vida, fingir algo que definitivamente no era."-_

Aquellas palabras se clavaron en su cabeza una vez más, recordando como sonreía el peliceleste, recordando esa sonrisa tan sincera y hermosa, que por alguna razón desapareció para así tomar lugar una sonrisa vacía, sin emoción ni sentimiento, sonriendo como si fuera un muñeco roto.

El sonido de su irritante celular sono, con fastidio tomó el celular con fuerza y contesto sin siquiera molestarse a ver quien era el que interrumpia sus pensamientos.

_¡karma!.._ el nombrado se sorprendió al escuchar la voz alterada de Takebayashi, el cual se encontraba en una encrucijada.

_¿Takebayashi? ¿que sucede?_ pregunto de manera rápida, no era normal que el azabache llamara, más bien era algo completamente extraño.

_¡es Nagisa!... ¡Lo he encontrado!_ había pasado aproximadamente una semana desde que vieron a Nagisa, todos creían que ya se había marchado del país, y por lo visto no fue así.

Karma salía de su despacho de la manera más rápida que sus piernas le permitían. Una vez fuera del edificio tomó su coche en dirección al lugar donde se suponía debía estar el peliceleste.

La desesperación lo invadía, quería encontrar a Nagisa, quería verlo, hablar con el y que todo fuera una maldita pesadilla o una broma, pero lo que más quería, lo que más deseaba en ese momento era abrazar a ese pequeño peliceleste que durante tanto tiempo lo mantuvo preocupado.

Aparco el coche y salio lo más rápido posible, encontrándose con la sorpresa de tener a más de media clase E en el lugar, todos de manera discreta se ocultaban, unos incluso miraban desde muy lejos.

En frente de el pelirrojo se encontraba una cafetería muy popular y conocida por todos, en una mesa a lado del gran ventanal de la cafetería se encontraba una cabellera celeste, la portadora de tal cabellera se dedicaba a tomar una taza de café cargado, disfrutando del agradable aroma que este le brindaba.

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