capitulo 6

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El resonar de los pasos era estridente ante el silencio que existían en el lugar, donde el blanco era casi asfixiante, donde el olor a químicos se filtraba por sus sentidos, haciéndola sentir no sólo alterada si no también confusa.

Arrastraba los pies, dos hombres vestidos de negro la llevaban semi conciente, las fuerzas la habian abandonado cuando los hombres se la llevaron empujandola, drogandola en el proceso, indefensa y sin poder moverse, el miedo la recorría, como si una serpiente estuviera recorriendo su cuerpo en busca de su punto más débil.

Escuchandose entre el interminable pasillo, el inconfundible sonido de una puerta ser abierta.

Lo sabía, su fin había llegado, jamás debió haber hecho ese trato con esa mocosa, nunca debió de haber abandonado a su hijo, el haber preferido el dinero que a su familia.

Sintió como la tiraban al suelo, dejandola indefensa ante ese monstruo con rostro de ángel, sintió su barbilla ser levantada y sus ojos se encontraron con los potentes violetas, mirándola con ira, con odio, con rabia.

Ahí estaba su fin.

-"_Hiromi Shiota... mirate, tan miserable como siempre, despreciable, siendo sólo un maldito gusano arrastrándose por un poco de dinero, dejando de lado todo por tu propio bien_."- la voz que salía de aquella mujer era intimidante, su cabello violeta y sus ojos de un potente color lila la volvian hermosa, pero sus ojos mostraban lo que ella era, como realmente es, un monstruo.

-"_dime querida, ¿porqué no dijiste que tu maldito hijo regresó?_."- si tan sólo lo hubiera sabido antes, si tan sólo hubiera sabido que Nagisa regresaría lo hubiese enviado a matar, lo hubiera aniquilado, aplastado como la sucia cucaracha que era, lo odiaba, lo odiaba por arrebatarle lo que quería.

-"_y-yo no s-sabia q-que había r-regresado_."- su voz salio temblorosa, el miedo se estaba apoderado aún más de su cuerpo.

Soltó la barbilla de la peliazul, sintiendo asco de tan solo tocarla, por supuesto que ella no sabría nada, él era demasiado inteligente, si tan sólo hubiera sabido aunque sea una hora antes de esa reunión que el iría a volver, ella lo hubiera evitado.

-"_señorita Okuda... porfavor... deme otra oportunidad_."- suplico Hiromi, se rebajaria todo lo que fuera necesario con tal de seguir viviendo, sin importar el costo, sólo quería vivir.

-"_quieres, otra oportunidad, pues bien, te la daré_."- hablo con una sonrisa, ya tenía una idea para que las cosas terminarán a su favor. -"_ quiero que te reconcilies con tu adorado hijito, quiero que averigüe donde está, no quiero fallos es está misión, ¿entendido?_."- su mirada era una amenaza silenciosa, suficiente como para tenerla a sus pies.

-"_si... si lo haré, lo haré_."- el pánico se estaba retirando de su organismo, tenía una oportunidad, no la desaprovecharia.

Con un ademán el miedo superó la debilidad y la peliazul salio del despacho de la pelilila; ella sólo quería a sus tesoros devuelta, ella quería a sus pupilos, ella quería a los que consideraba como a sus hijos devuelta.

Nagisa Shiota, pagaría por haberse metido en su camino.

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La ira se estaba apoderado de sus cuerpos, la rabia y el dolor crecían de tan sólo pensar todo lo que su amigo tuvo que pasar, ellos fueron ciegos ante el dolor, y Akabane, él.

Él era otro culpable.

Akari cayó al suelo en un desconsolado llanto de agonía, como era posible que todo aquello sucediera enfrente suyo y fuera incapaz de hacer algo.

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