Alfa y Omega (Borrador)

Capítulo 11: Alaska

NOTA DE LA AUTORA: Hola, mis amigos! :D cómo les va?

Bueno, así les haya puesto ese "aviso importante" la vez pasada, pude sacar un poco de tiempo y publicar el capítulo... claro, como estaba escrito desde hace mucho...

En fin, espero que les guste este capítulo. De una vez les digo: el siguiente será más corto, pero estará repleto de acción. Así que no se lo pueden perder. Por cierto, también va a haber mucho misterio, ya que algo horrible esta a punto de suceder XD

Disfrútenlo! :D Comenten, voten please, que me encanta cuando les gusta XD 

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11

Alaska

Aláska

 

“¿De qué sirve el calor del verano sin el frío del invierno para darle dulzura?”

 

John Steinbeck, Travels with Charley: In Search of America

Olive se sentía más que cómoda con sus ropas nuevas. El solo hecho de poder mirarse al espejo convenciéndose de que no se veía tan mal, despertaba una reconfortante emoción dentro de sí que le permitía subir su nivel de autoestima un grado o dos. Ya no estaba del todo por el piso, y por aquello no podía evitar sonreír.

  El conjunto de jeans y un enorme suéter color vino tinto resaltaban al máximo sus brillantes ojos verdes, su piel pálida y sus rizos rojizos. Pronto, cuando hiciera más frío, se enrollaría una bufanda de lana gris al cuello y se cubriría con un grueso gorro. Un gusto que compartía con su hermana, era la obsesión por los abrigos largos y el evento más importante de cada día: alistar sus vestimentas, así no fueran a salir de casa. Era como un ritual, por así decirlo, sus vidas habían sido tan ajetreadas durante sus dieciocho años, que Lauren les había enseñado a siempre dejar todo listo para el día siguiente. Era un vicio que ninguna de las dos podía apaciguar.

  —Odern, devuélveme mi collar —se oía reclamar a Samantha desde afuera.

  —¿Para qué? ¿Quieres intentar convertirnos a todos en polvo de nuevo? No permitiré que cometas más estragos.

   —Vamos, ¿qué podría hacer? ¿Salir volando por la ventana? —distinguió un deje de desdén en su aguda voz.

  —Sabes que lo que dices es completamente posible, si el aire es tu elemento. Ni hablar, esta cadena se queda conmigo.

  Las discusiones que Samantha mantenía con Odern siempre encendían una chispa de gracia en su semblante. No sabía por qué, pero aquellos dos parecían haber crecido juntos y peleaban como un par de hermanos. Como si Odern fuera el tipo de hermano mayor que siempre intenta protegerte y jamás dejaría que te salieras con la tuya, y Samantha la rebelde hermana menor que hace lo que le place y cuando quiere.

  Se observó por última vez en el espejo del baño, y sus ojos le devolvieron una resplandeciente mirada de la cual se sintió orgullosa, mas no duró por mucho tiempo. Al salir del baño, se encontró con una imagen que de inmediato transformó la que ella tenía inicialmente de sí misma, en sólo polvo y cenizas arrastrados por la desconsolación.