¡ADELANTO! Capítulo 20: Pesadilla Obsidiana

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NOTA DE LA AUTORA: LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO! De verdad que no quería romper mi promesa, pero no sabía lo difícil que sería el último año de colegio T.T es agotador, tengo demasiado qué hacer. Además de que los fines de semana tampoco tengo tiempo, ya que me están dando clases de física y química en el colegio (porque estamos atrasadas y no hay otra manera de que nos enseñen todo lo que tenemos que aprender) los sábados, además de que me paso todo el domingo estudiando para el examen del lunes...

Pero en mis ratos libres (que son MUY limitados) he logrado crear la mitad del capítulo, que espero que les guste :)

xoxo, Pofy05

PD: quizás cause polémica

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20

Pesadilla obsidiana

εφιάλτης οψιανού

 

“El horror, para mí, tiene que implicar algún tipo de fantasía. El horror es algo que está en tus sueños o tus pesadillas.”
Cassandra Peterson

 

 

 

 

Odern no sabía de qué iba a morir primero: de cansancio y hambre, o por las heridas en su cuerpo que comenzaban a infectarse. Ya no sentía las piernas ni los brazos sujetados por los grilletes y era consciente del dolor persistente que le recorría la espalda como calambres causados por una corriente eléctrica. Y todo eso, acompañado de la decepción que agrietaba su corazón como si le estuvieran restregando vidrios rotos.

  Si sus cálculos no estaban mal, ya debería haber estado preso por al menos un día entero. Sentía una enorme desesperación, pero había pasado torturas peores. Esto tan solo debería parecerle un incordio comparado con el duro e inclemente entrenamiento que había recibido en Klyon. Pero si supiera que todo ese esfuerzo habría sido para terminar sus días como un Cristo, habría huido antes de que lo reclutaran. Bueno, de todos modos no habría tenido oportunidad.

  El sonido de algo metálico lo distrajo de sus pensamientos. Era un sonido seco, como el de compuertas al abrirse. Por un momento, frunció el ceño ante la posibilidad de que Zenadia hubiese regresado para burlarse de su miserable estado, pero una voz familiar le arrancó una sonrisa irónica.

  —¡¿Adam?! ¡¿Tu maldito nombre es Adam?!

  Odern levantó la cabeza, y la luz que se filtraba por el techo de cristal de la prisión lo cegó momentáneamente. Con los ojos como hendijas, logró enfocar el colérico rostro de Adele observándolo desde una plataforma a varios metros por encima de su cabeza, la cual salía de la pared del cilindro como si fuese su extremidad. Detrás de ella estaba Samantha, con un desdén profundo plasmado en su rostro y un muchacho alto de cabellos dorados cenizos que juraba que había visto antes. Pero lo que más le sorprendió, fue que todos ellos llevaban armaduras que, si su mente no le fallaba, había visto usar a soldados en Klyon hacía muchos años.

  Sacudió la cabeza.

  —¿Cómo diablos consiguieron esas armaduras?

  Pero ninguno de ellos se inmutó ante su pregunta. Mientras las dos chicas lo observaban como si hubiera estado saliendo con una a espaldas de la otra y se hubieran dado cuenta, el muchacho, ligeramente incómodo, paseaba sus ojos alrededor.

Alfa y Omega (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora