A la mañana siguiente, joseph se levantó de la cama a eso de las tres y media para comenzar con el desayuno y no había pasado mucho tiempo antes de que tuviera pilas de huevos revueltos, tortitas, waffles y patatas fritas junto con pan tostado y gachas esperando a que los hombres llegaran. Uno de ellos lo miró cuando regresaba a la cocina y lo siguió, recostó un hombro en el umbral de la puerta y observó cómo joseph se movía por el lugar.
—Así con que tú eres el que ha preparado toda esta deliciosa comida —dijo lentamente, mirando con interés al pequeño cuerpo que tenía frente a él.
Josep gimió alterado, girándose para mirar al hombre alto a la cara antes de tartamudear.
—Sí-sí...
El hombre alto, aunque no tanto como demian, se paró detrás de josep. Tenía pequeños ojos de color café que parecían recorrer lascivamente su cuerpo. Joseph trató de contener las náuseas. Había una pequeña marca roja sobre la frente del vaquero, donde su sombrero reposaba todo el día. Joseph se mantuvo alerta ante el extraño mientras lavaba las ollas y sartenes del desayuno de la mañana. El bullicio que acompañaba a la aparición de los hombres llegó a la cocina y el sujeto se alejó de la puerta.
—Me llamo Franklin Williams. ¿Y tú? —Preguntó, acercándose mientras sus ojos se fijaban en los temblores que recorrían el cuerpo del chico. Lamió sus labios mientras caminaba en su dirección. Los temblores se incrementaron y eso hizo que su pene se endureciera, presionando contra la cremallera de sus vaqueros. Franklin se sentía como un zorro cazando un conejo, sintiendo el olor del miedo de su presa.
—jo joseph. —murmuró en respuesta, alejándose cada vez que el hombre daba un paso.
—Bueno, joseph para ser un hombre eres realmente bien parecido. —Murmuró mientras se acercaba al chico y recorría con las yemas de los dedos la pálida piel del antebrazo del chico. Era una caricia no bienvenida. — ¿Qué te parece si dentro de poco tú y yo pasamos un rato a solas? Podría darte más placer del que jamás te hayas imaginado. Franklin se acercó y trató de capturar sus labios, pero joseph giró la cabeza e intentó alejarse, provocando la ira del hombre. Entrecerró los ojos ante el rechazo y olfateó el delicado cuello frente a él.
—Hueles muy bien, chico. Quizás mejor te desayuno a ti.
Demian se acercó al comedor, sonriendo al escuchar como sus empleados charlaban y apreciaban la comida. El sonido de un plato rompiéndose en la cocina llamó su atención y se dirigió allí en vez de al comedor. Observó inmediatamente la escena que tenía frente a él: el plato yacía hecho pedazos en el suelo, joseph estaba temblando al lado de la encimera y Franklin estaba parado detrás de él con una mirada lasciva y tenía una mano sobre la diminuta cintura de josep.
—Franklin, —Demian dijo furioso. Sus ojos transmitían una advertencia—. Vete por tu desayuno y comienza a trabajar. —Gruñó advirtiéndole y el hombre salió corriendo como alma en pena.
—Cla-claro que sí, jefe. —Franklin dijo al retirarse de la habitación.
Josep respiró profundamente. El pánico aún recorría sus venas. Apenas se dio cuenta de que demian se le acercaba ni de que éste recogía los pedazos del plato. Los recuerdos recorrieron su mente y cuerpo, dejando a su paso un desastre de temblores y temor. — ¿josep? —Escuchó una voz ronca y gimió, levantando los brazos para proteger su cabeza y esperó a recibir unos golpes que jamás llegaron.
—Oye, ¿qué te pasa? No te voy a pegar... shhhh... Relájate. —Esa voz sensual le sorprendió y le conmovió e hizo sentir seguro, algo que josep no había experimentado en mucho tiempo. Sintió cómo la mano del otro hombre se posaba en su hombro y su cuerpo se estremeció, dejando escapar un maullido de su garganta.
Demian sintió que el corazón se le estrujaba de la lástima y otro tipo de emoción que no fue capaz de identificar. Si no lo hubiera sabido antes, demian ahora estaba seguro que el adolescente había sufrido abusos y los hombres grandes lo aterrorizaban. Se alejó con cautela.
—josep —dijo con severidad para tratar de llamar la atención del muchacho.
El sonido hizo que josep recuperara la cordura y se dio cuenta de que lo había hecho una vez más. Cerró los ojos por la vergüenza.
—Lo lamento, ¿desea que me vaya?
— ¿Qué? No, que no se te olvide que el almuerzo es al mediodía. — Demian dijo con calma antes de retirarse de la cocina.
Joseph escapó a la soledad de su dormitorio, se recostó sobre su cama y miró al techo. Su cuerpo aún temblaba por el abrumador sentimiento de terror y comenzó a notar un dolor de cabeza desde detrás de sus ojos. No llevaba ni un día entero aquí y ya casi había tenido un ataque de pánico. Cerró los puños sobre las sábanas y sintió las lágrimas acumularse en sus ojos. Se acurrucó en posición fetal, tocando su pecho con las rodillas y envolviéndolas con los brazos. No quería decepcionar a Troy ni a demian y eso lo sorprendió. Aunque apenas habían transcurrido unas dieciséis horas, le importaba lo que demian pensara de él.
Finalmente, logró sentarse sin que las náuseas lo dominaran y con cuidado se levantó de la cama; luego se tambaleó a la cocina para terminar de lavar los platos del desayuno y comenzar a preparar el almuerzo.
Para el almuerzo, comenzó a preparar enormes sándwiches y un gigantesco plato de ensalada de patatas. Una vez los terminó, los guardó en el refrigerador para más tarde y comenzó a asear el comedor. Lo primero que llamó su atención fue una enorme mesa en el centro con docenas de sillas apiladas alrededor. Una tabla estaba recostada contra la pared de la puerta de la cocina. Los muros estaban pintados de blanco y unos cuantos cuadros eran toda la decoración del lugar.
La sala parecía ser un área cómoda y la más usada. Dos enormes sofás acolchados ocupaban el espacio. Una mesita raspada y astillada para el café estaba en el centro de esos sofás. Una chimenea dominaba una pared y había una silla mecedora en una esquina junto con una estantería de libros. Se acercó a esta última y comenzó a leer los títulos. Disfrutaba de la lectura porque le inspiraba para escribir canciones y huir de la realidad. Aunque joseph había llenado toda una libreta con ellas, jamás había enseñado sus canciones a nadie. La timidez y el temor a la decepción mantenían sus esperanzas ocultas en su interior.
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"Besame Gentilmente"
RomansaEs una historia algo fuerte para algunas personas sin embargo trata de los abusos y maltratos que tuvo un chico cuando era niño. una persona cambiará todo el dolor que siente... #lgbt #gay #love is love