Claudio.
—¡¿La besaste?!
—Ya te dije que sí.
—¡Pero es que no lo puedo creer!— exclama Silverio con una expresión de notoria sorpresa—. No sabía que ahora te gustaban las chicas comprometidas.
Lo miro con desagrado.
—No repitas eso ni en broma; Emilia no está comprometida, solo tiene un estúpido novio.Silverio ríe.
—Pues eso no te importó cuando te abalanzaste a besarla— dice, entonces abre grande sus ojos y parece recordar algo—. ¡No mames! ¿Y con Antonia qué pedo, bro? Se supone que es tu novia.—Ni me lo recuerdes, no sé qué voy a hacer. ¿Cómo podré mirarla a los ojos si cada vez que lo hago pienso en Emilia?
Estamos sentados en el sofá de la habitación. Al fin, después de varios días podemos hablar de este tema libremente, sin interrupciones.
—Hermano, seré honesto contigo...— dice —. ¡Estoy malditamente orgulloso de tí! Tienes a las dos chicas en la palma de tu mano, ¡Al fin aprendiste a disfrutar la vida!
—No puedo creer que me estés diciendo esto. Estoy mal, ¿Sabés? Yo no soy así.
—El otro día demostraste lo contrario.
—Olvidalo. Además, no tengo a las dos en la palma de mi mano...
—Espera— me interrumpe—, no me digas que te rechazó...— lo miro irritado y comprende en seguida—. ¡Santo cielo! ¡Te rechazó!
Silverio vuelve a reír y yo comienzo a molestarme.
—No me rechazó. Bueno, no del todo. Estoy casi seguro de que Ulises tuvo que ver al respecto.
—¿Por qué lo dices? Ah, claro. Porque es su novio y lo ama.
—No es su novio.
—Sí, lo es.
—Bien, sí lo es. Pero no lo ama.
—Eso no lo sabes.
Me pongo de pie y golpeo la cama. Demonios, tiene razón; no sé si lo ama. Y el solo hecho de imaginar que es así, me enferma.
—No sé qué voy a hacer— volteo a ver a mi amigo—. Quería terminar con Antonia, pero...
—¿Querías? ¿Qué pasó con eso de que ibas a terminarla como sea porque ya no sentías lo mismo y todas esas cursilerías que me dijiste?
—Eso cambió.
—Cambió porque Emilia tiene novio y necesitas a Antonia para darle celos y que así decida estar contigo, ¿No?
—Exactamente en eso pensé.
—Lo sabía, estamos conectados. Sin embargo, querido amigo— Silverio se pone de pie y se acerca a mí—, hay un pequeño problema en tu plan.
—Ulises— termino de decir por él.
Y ese es un gran problema. Un odioso y estúpido problema.
—¿Crees que Emilia le diga que la besaste?— pregunta Silverio.
—Lo dudo. Si esto fuese al revés, yo no le diría nada a mi pareja. Imaginate el lío que se armaría.
—Eso te convendría. Quién sabe, si le dice puede que termine con ella.
—Emilia es honesta, pero jamás le diría algo que pudiese lastimarlo, a él ni a nadie.
Eso espero.
(***)
Emilia.
—¡¿Má?! Ya llegué.
Escucho ruidos desde la cocina y dejo las llaves de la casa sobre la mesa. Luego de unos segundos mi mamá aparece desde la cocina.
—Ay, hija. Había olvidado que volvías hoy— dice, saludándome.
—Claro, pedí permiso exclusivo porque la verdad es que me muero de ganas de ver a Martina.
—Ella también se muere de ganas de verte.
—¿Dónde está?— pregunto sin resistir más. Mi mamá me hace una seña hacia la habitación trasera y camino rápidamente.
Cuando entro, veo a una pequeña niña de cuatro años, sentada en la cama y viendo la televisión con una enorme sonrisa en su rostro.
—Marti, amor— exclamo ansiosa y ella me mira—. Mami ya está aquí.
(***)
Ulises.
Entro a mi habitación y veo a Claudio acostado en su cama. En cuanto me ve entrar, su rostro cansado cambia a uno de fastidio.
—Pensé que eras Silverio— dice.
—Y yo pensé que eras alguien decente, pero a veces cometemos errores, ¿No crees?
Su cara de confusión no tiene precio.
Es momento de comenzar a actuar. Emilia, esto es por tí.
—¿Qué decís?
—Lo que escuchaste.
—Yo soy alguien decente, Ulises. Así que ahorráte tus comentarios sin sentido, ¿Querés?
—Alguien decente no besaría a la novia de otra persona— digo. Él se queda helado.
—Te lo dijo.
—Soy su novio, ¿Qué creías?
—Yo... no sé qué decir.
—No digas nada, ahora voy a hablar yo— ordeno con tranquilidad—. Escucha, yo no pienso golpearte, ni insultarte, ni nada por el estilo, Claudio. Confío en mi novia y sé que ella es capaz de ponerte un freno. Así que solo te pido que tengas consideración y no vuelvas a besarla. Hazlo por tí o, si quieres, por tu novia, que muy descuidada la tienes.
Dicho eso, me encierro en el baño como por veinte minutos. Cuando vuelvo a salir, me doy cuenta de que se ha ido, y no tengo ni idea de dónde. Aunque no sé si eso es bueno para el plan, o malo.
De todas formas, tengo un muy mal presentimiento.
•Dulce Venganza•
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Dulce venganza [CANCELADA].
Fanfiction"Todo comenzó cuando lo ví rogarle para que ella no lo dejara. Claudio me había prometido que terminaría con Antonia y no lo hizo. Me humilló, se burló de mi esperanza, me mintió en la cara y me hizo trizas. Sin embargo, dicen que el karma tarda per...