1 ~ "El dolor se irá"

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Me olvido de todos los valores que mi mamá me ha enseñado cuando comienzo a seguir a Tony y Claudio.

Volteo a ver a Ulises quien va caminando a mi lado. No sé lo que estará pensando, pero su mirada me dice que está igual de decidido en hacer esto que yo.

Sé que está mal. Que seguir a alguien y escuchar una conversación privada es algo que no debería hacer. Pero soy de las que piensan que a veces el amor nos hace hacer cosas estúpidas o sin sentido, y esta ocasión es un claro ejemplo.

Ulises estira su brazo frente a mí indicándome que me detenga.

—¿Por qué paras o qué?— pregunto. Él me hace callar.

—Están ahí, se detuvieron— dice.

Alzo la mirada y me esfuerzo en observar más allá del árbol que está frente a nosotros. Ahí están ellos, Antonia y Claudio, conversando.

—No oigo nada— digo sin dejar de observarlos. Siento cómo Ulises comienza a moverse buscando algo con la mirada. De pronto toma mi brazo y me tira para llevarme detrás de un basurero.

—Aquí está mejor— expresa casi en un susurro.

Estamos bastante más cerca de ellos comparado a lo que estábamos antes. Y aunque estoy detrás de un basurero que huele muy mal, sé que valdrá la pena.

—Déjame escuchar— reprocho a mi amigo en el tono de voz más bajo que puedo hacer.

—...hablar contigo— alcanzo a oír que dice Antonia. Claudio la mira mientras juguetea con sus manos, lo conozco y sé que está nervioso.

—Sí, bueno, ultimamente las cosas han estado muy complicadas. Vos y yo... no sé, ¿Entendés lo que quiero decir?— pregunta él.

—Entiendo. Y... es por eso que tomé una decisión que creo va a ser lo mejor.

Siento el brinco de mi corazón al oír eso. Sabía que ella quería terminarlo, pero no pensé que se atreviese en serio.

Miro a Ulises. Tiene un brillo en los ojos que reconozco como esperanza, y no puedo evitar sentirme identificada con él en este momento.

—Pará. Por favor no digas nada más, Tony. Dejame hablar a mí— dice Claudio, sorprendiendome. ¿Qué está haciendo? ¿Será que quiere ser él el que la termine primero?

—La neta creo que es mejor que yo hable, Claudio.

—No, por favor no. Ya sé lo que tenes pensado decir y no puedo ni quiero escucharlo ¿Si?

Todo mi cuerpo se paraliza. No entiendo qué está haciendo y solo espero que no sea lo que creo.

—Si lo sabes no lo hagas más difícil— dice Antonia.

Siento una punzada de dolor mezclada con celos cuando lo veo tomar las manos de ella.
—Tony, estuve pensando mucho. Demasiado. Y llegué a la conclusión de que vos sos la chica con la que quiero estar.

—Claudio...

—Sé que tuvimos muchísimos problemas y que ultimamente hemos peleado demasiado— dice él interrumpiendola—. Pero, ¿Eso qué importa? Podemos superarlo, podemos...

—¿Cómo podemos superarlo? Es imposible, Claudio. Ya está, tú y yo sabemos que esta relación no da para más.

Me dan ganas de pararme a abrazar a Tony luego de escucharla decir eso. Tiene razón. Tiene toda la maldita razón. ¿Por qué Claudio está haciendo esto?

—Sí da para más. Yo no quiero perderte, Tony. Estoy enamorado de vos desde que tenía diez años, sos el amor de mi vida, ¿Entendés? No pienso dejarte ir.

Y cuando pienso que mi corazón no puede romperse más, lo veo acercarse a besarla. Pasan dos segundos en los que sigo mirándolos besarse con la esperanza de que él se aleje, de que la aleje, de que haga algo, lo que sea, para romper el beso, y me duele como el infierno cuando veo que no lo hace.

Las lágrimas comienzan a caer por mi rostro y dejo de mirar.
Quiero convencerme de que lloro por rabia, pero mi corazón destrozado es la prueba de que no. De que lloro porque una vez más Claudio Meyer me ha hecho trizas.

Siento a Ulises ponerse de pie.
—Ya vi suficiente— dice.

No me mira cuando comienza a caminar para alejarse, ni tampoco voltea para dar una última mirada a la parejita. Solo se va, apretando los puños y con la cabeza baja.

Me atrevo a voltear y me arrepiento inmediatamente cuando los veo irse tomados de las manos.
Todo acabó, volvieron. No, no volvieron porque nunca terminaron, Emilia. ¡Nunca terminaron!

Claudio me prometió que terminaría con ella y no lo hizo. Y lo peor de todo es que yo le creí.

Miro a mi alrededor. Estoy parada detrás de un asqueroso basurero, con lagrimas que no dejan de caer por mi rostro, con la imagen de Claudio y Antonia besándose repitiéndose una y otra vez en mi cabeza, y estoy sola.

Lo único que me queda es repetirme que el dolor se irá. Porque mi madre siempre me decía que el dolor era imposible de esquivar, pero que en algún momento tendría que irse.

Repítete eso, Emilia. El dolor se irá.

Dulce Venganza•

Capítulo uno y ya empezamos sufriendo.

Les digo que me dio mucha tristeza escribir este capítulo porque, vamos, pobre Emi (Y pobre Ulises, no lo olviden).

Pero tranquilos que esto recién comienza. Así que nos leemos muy pronto y espero que esta historia les guste.

Se despide, Tamara.

Dulce venganza [CANCELADA].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora