Pacto

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A la mañana siguiente la casa es un caos, mi tío se ha olvidado de programar su alarma y corre por toda la casa.

—Chicas, en verdad lo siento, pero no podré llevarlas el día de hoy— nos mira mientras salimos de la habitación

—Yo hoy tengo que ir de visita al museo papá, después regresaré a la escuela— mi prima se sienta para desayunar—. Puedo hablarle a Darren para que pase por ti Kris

Niego con la cabeza, su amigo conduce como un loco.

—Iré por mi cuenta— respondo mientras tomo un pan tostado.

— ¿Estás segura? — inquiere mi tío alarmado—. Puedo llamarle a tu tía para que venga por ti.

—Ella está en una recaudación— digo recordándole—. Estaré bien.

Después de un rato me despido de Jud quien me indica por décima vez que le llame en cuanto llegue a la escuela.

Conecto los audífonos a mi iPod y comienzo a caminar. Se que es un trayecto largo, pero prefiero caminar un poco.

Al estar cerca de la entrada de la escuela una voz llena mis oídos, una molesta voz.

—Hola preciosa— Alex se pone a mi pasó sonriéndome de oreja a oreja—. ¿Aún sigues cansada?

Yo no le respondo solo sigo mi camino.

— ¿Es que nunca sonríes? — pregunta mirándome.

—No, si no hay algo que lo provoque

Suelta una carcajada

—Eres divertida cuando tratas de hacerte la ruda.

Me detengo justo frente a él y lo miro. Él tiene que detenerse bruscamente para no chocar conmigo, me alzo un poco sobre la punta de mis pies para quedar a su altura.

—Alex, que te quede muy claro que no me interesas en lo más mínimo y lo que sea que estás pensando en hacer conmigo déjame decirte que estás muy equivocado porque...

Me sujeta de los brazos y me atrae hacia él.

Trato de zafarme de inmediato, pero me sostiene aún más fuerte escondiendo su cara en mis hombros.

—Solo ayúdame con esto—dice aun sosteniéndome.

Un auto de policía pasa frente a nosotros, me quedo quieta y despistada, hasta que el carro pasa de nosotros Alex me suelta.

—Estás loco— le suelto y sigo caminando

—Vamos preciosa no ha sido para tanto— vuelve a ponerse a mi paso con una sonrisa—. ¿Que estabas diciendo? ¿Que no quieres que te lleve a la cama?

Su comentario hace que me ponga roja y sin pensarlo le suelto una bofetada.

Me mira sorprendido. Y yo me quedo paralizada.

—Entendido— dice llevándose la mano a la mejilla.

Espero que se marche furioso, pero después de un minuto se ríe.

—Definitivamente no volveré a intentarlo. Tienes una buena derecha.

Su comentario me hace reír.

—Si por cada vez que me des una bofetada veré esa sonrisa, puedo pagar el precio.

Pongo los ojos en blanco.

—Vamos Kris, hablaba en serio con lo de las asesorías— dice aún con la mano en su mejilla.

— ¿Te estas cobrando acaso lo que te debo?

Encantadoramente FrágilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora