Confió en ti

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—Puedes quedarte en la habitación Kris, está bien. Lo entiendo— dice Jud mientras subimos en el elevador del hotel.

Niego con la cabeza y trato de sonreírle.

—Estar con él me hará bien.

— ¿Segura? Porque yo puedo esperar, no es como si no fuese a tener otra oportunidad tan perfecta como la de hoy...

Me rio y asiento.

—Estoy segura, el viaje termina dentro de dos días, debes tomar esta oportunidad.

Jud me mira feliz.

—Te debo... muchas Kris.

Alrededor de las 10 me levanto como hemos planeado, al salir miro en el pasillo a uno de los profesores en sus rondas.

—Quiero agua— le digo colocándome la capucha del gorro.

Él me sonríe y asiente.

Cuando llego a la planta baja me encuentro con una profesora quien parece confusa al verme ahí.

—Me he sentido un poco mal y necesito aire— le digo mientras camino a las puertas.

— ¿Necesitas de un doctor?

Niego con la cabeza y ella me mira dudando.

—Vamos, te haré compañía. Comenzaba a aburrirme de estar aquí encerrada.

(Mierda...)

Se que Declan está esperándome fuera del hotel, entre los arbustos, cambiaríamos de ropa, él regresaría a mi habitación y yo a la suya. Pero ahora se ha complicado todo.

La profesora me mira y me indica que me siente junto a ella en una banca que hay afuera. Así que obedezco y me quedo junto a ella.

—Creía que, por su edad, comenzarían a hacer locuras como querer dormir junto a sus parejas en las habitaciones, pero...parecer ser que han salido muy tranquilos.

(Si supiera...)

Yo solo me limito a sonreír.

—Tú eres la chica que está saliendo con el joven Alex, ¿cierto?

Su pregunta me toma por sorpresa y asiento.

—Creí que jamás vería a ese chico en algo serio— se ríe y me mira—. Después de todo lo que le ha pasado, yo era amiga de su madre.  Es una lástima, era una mujer tan hermosa.

Miro hacia el suelo.

—Es un buen chico, solo debes tenerle paciencia Kris, cuando las personas cargamos con un pasado tan complicado, tendemos a querer huir a la primera señal de problemas. Solo no te des por vencida.

Recapacito lo que dice y la miro.

—Gracias.

Ella me sonríe, parece que va a decir algo más cuando de las puertas sale otro profesor, se tambalea un poco y choca con una maceta.

Ambas nos levantamos y corremos a auxiliarlo. Siento su aliento en mi cara y me doy cuenta de que está muy bebido.

—Lilian— dice al mirar a la profesora—. Te he estado buscando, mi amor.

El rostro de la profesora se llena de mil colores y yo reprimo la risa.

Entre ambas lo ponemos de pie y la profesora dice que lo llevará hasta su habitación.

—Por favor, olvida todo lo que has visto— me mira suplicando.

— ¿Olvidar que?

Le sonrío y ella me devuelve el gesto, más tranquila. Una vez que cruzan las puertas del hotel, corro hacia los arbustos en donde veo a Declan de cuclillas.

Encantadoramente FrágilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora