#1: Song Hee Ra

98 6 0
                                    

Song HeeRa's POV:

—HeeRa... No le has dado ni un bocado a la comida. ¿Se puede saber qué te ocurre? —Me preguntó mi madre, desde la otra punta de la mesa.

Yo la miré sin contestar, mientras jugaba con la cuchara en aquella sopa de mariscos que habían preparado para comer.

—No tengo hambre. —Le respondí.

Mis padres se miraron entre ellos. Mi padre no decía palabra, pero se notaba en su mirada ese pensamiento de "mi hija es un completo caso perdido", mientras que mi madre resoplaba y ponía los ojos en blanco sin borrar ese ceño fruncido de su rostro.

—En serio, ¿por qué no podéis dejarme ir a Seúl? —Les repliqué por fin, dejando caer mi cuchara a un lado de mi plato, haciendo un desagradable y estrepitoso ruido.

—Ya empezamos... —Dijo mi madre, llevándose a la boca una cucharada más de aquella asquerosa sopa.— ¿Y a ti por qué te ha dado con ir a Seúl? ¿A caso no lo tienes todo aquí? No entiendo ese afán tuyo con querer irte a vivir por tu cuenta.

—A lo mejor y es por eso por lo que quiero irme. Porque quiero y me he propuesto comenzar a conseguir las cosas por mí misma. —Miré a mis dos padres, los cuales seguían comiendo de su sopa sin responderme.

Solté un suspiro.

—De verdad que sois increíbles. En vez de dejarme ir a estudiar queréis organizar ese estúpido evento. ¡¿Para qué?! —Levanté los brazos agresivamente.

—¿Para qué crees? —Me preguntó mi madre, seria.

—¿Podrías hacerme el favor de no responderme a una pregunta con otra pregunta? Gracias.

—Es para buscarte un marido. —Contestó mi padre en ese instante.

—¡¿Qué?! —Me levanté de la mesa de un salto.— ¡¿Encima organizáis ese estúpido evento para eso?! ¿Para hacer de celestinas con vuestra propia hija...? —Mi madre me miró.— Yo no quiero casarme, y mucho menos con un completo desconocido sólo para que a vosotros os vaya mejor en vuestros negocios de empresa.

Mi madre se limpió los labios delicadamente con un pañuelo de tela que siempre guardaba en el bolsillo de su chaqueta, a pesar de que tenía una intacta servilleta de papel a la derecha de su plato.

—No exageres, tampoco queremos que esto sea una tortura para ti... —Dijo finalmente.— No elegiremos a tu futuro marido, llevaremos a varios candidatos que nos podrían beneficiar en cuanto a los negocios, y de ellos tú elegirás al que más te guste. ¿Vale? ¿Qué te parece? Todos salimos ganando así. —Abrí los ojos sorprendida.

—¡Papá! —Le llamé intentando conseguir que aportara algo a la conversación. Su opinión al respecto por ejemplo.— ¡¿En serio vas a decirme que esto te parece justo?!

Mi padre, como era usual, se limitó a encogerse de hombros sin querer decir nada. En realidad parecía que en esta casa las decisiones las tomaba mi madre, y mi padre sólo la obedecía.

—Pues lo siento mucho por vuestro maldito evento y vuestros malditos negocios, pero, adivinad qué... —Hubo un silencio en la sala.— Envié la solicitud de ingreso a una universidad de Seúl y ya he buscado pisos allí para mudarme, así que tampoco tenéis mucho que opinar sobre esto. —Mi madre quedó boquiabierta.

—¡HeeRa...!

—¡¿Qué?! Soy tu hija, no tu fuente de ingresos, así que búscate otra manera de seguir ganando dinero sin que sea a costa mía. —Mi madre se levantó, enfadada, de la mesa.

If Life Was Easy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora