#12: Casa de ricos

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Shin Min Rin's POV:

—¡Buenos días, señora Yang-Mi! —Saludé a mi jefa nada más entrar en la floristería.

—¡Hola, Min Rin! —La señora Yang-Mi me saludó de vuelta con su carismática sonrisa.

Era una mujer que ya estaba entrando en la vejez, pero eso no le quitaba esa energía que tenía todos los días para atender a sus clientes. En parte me recordaba a mis abuelos, a los cuales, cada día que pasaba, echaba más de menos.

Como era lo usual, me tocaba venir aquí todas las tardes después de la universidad para ayudar a la señora Yang-Mi a vender sus flores y plantas. Aunque pareciera un trabajo poco estable económicamente, en verdad vienen muchas personas a hacer encargos para bodas o funerales, para regalos o recuerdos... He de admitir que acepté este trabajo porque no encontraba nada más, y no tenía fe en que diera el suficiente dinero para pagar el alquiler de la casa compartida, pero me llevé una gran sorpresa al ver que estaba equivocada. La señora Yang-Mi lleva tanto tiempo en esto que se ha ganado muchos clientes de confianza que la recomiendan a nuevos compradores.

Me metí en el desván para dejar mis cosas y ponerme el uniforme (que constaba sólo de un delantal azul marino con decoraciones de color blanco y, ¿cómo no? El nombre de la tienda). Luego, me recogí el pelo en una coleta. La floristería en las mañanas es bastante tranquila, los clientes suelen venir más de cuatro a siete (según lo que me ha contado la señora Yang-Mi), por eso es que no necesita mi ayuda por las mañanas, y me contrató para hacer sólo el turno tarde.

—¿Necesita que le ayude a mover de sitio las orquídeas y los tulipanes otra vez? —Pregunté al verla atareada, inspeccionando sus flores.

—¡Oh, no! Es sólo que han encargado un ramo de flores para una boda, y estaba comprobando que estaban todas las flores que pidieron para este. ¿Podrías encargarte tú? La última novia a la que le decoraste el ramo quedó encantada. —Me miró con cara de complicidad. Yo sonreí.

—¡Sí, claro! Yo me encargo. —Respondí, animada.

Me siento orgullosa de mis habilidades. Ya está, ya puedo hacerme organizadora de eventos o algo, yo me encargo de la decoración floral. Me aproximé a la estantería de las flores para coger las que tenía que usar para el ramo. La señora Yang-Mi me entregó una lista con las que tendría que utilizar: tulipanes amarillos, liliums, rosas blancas...

¡Vaya! Desde luego una novia alegre y extrovertida por lo que podía ver dada su elección de flores.

Me puse manos a la obra con el ramo de flores, porque tenía que tenerlo listo para cuando vinieran a buscarlo, y eso sería en una hora más o menos. La señora Yang-Mi se entretuvo con los clientes que iban entrando, buscando ramos ya hechos, puestos en el escaparate. La vieja confiable cuando te surge un compromiso de último minuto. Casi todas las tardes eran así, así que ya estaba acostumbrada.

(...)

—Si quiere darle algo a su novia, ¿qué mejor que un clásico ramo de rosas? —Le expliqué a un cliente que acababa de entrar, pidiendo consejo sobre qué flores podrían gustarle a su chica. Obviamente, a todas las chicas nos gustan las rosas, y sabiendo lo que simbolizan según su color, era una opción que siempre sacaba de apuros.— Tenemos rosas blancas, que simbolizan la pureza y la inocencia; rosas amarillas, que simbolizan la amistad y la alegría; rosas naranjas, que simbolizan entusiasmo y deseo; rosas violetas, que simbolizan la belleza interior y el amor a primera vista; y las clásicas rosas rojas, que nos gustan a todos, que simbolizan, obviamente, el amor y la pasión duradera. —Le miré mostrándole la enorme estantería de la sección de las rosas. Al haber tanta variedad, ocupaban bastante espacio.

If Life Was Easy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora